Todo sucedió el pasado martes en la calle Joaquín García De La Torre cuando una patrulla de la Policía Local detectó un vehículo que circulaba en dirección contraria que, además, al percatarse de la presencia policial “realiza una maniobra con la intención de emprender la huida”. La policía, como corresponde, procedió a darle el alto mediante destellos luminosos y acústicos, así como a través de la megafonía del vehículo policial. Pero ni las luces ni la sirenas detuvo al fugitivo y “el conductor emprende la huida maniobrando a gran velocidad y de forma temeraria poniendo en grave peligro la integridad física, tanto de los funcionarios como de los ciudadanos que se encontraban en la zona, subiéndose a las aceras sorteando a las personas”.
Así, lo que parecía una multa derivó en una peligrosa persecución en la que los agentes, explica la Policía Local en un comunicado, debieron llevarla “con la debida precaución para evitar un mal mayor ya que el citado conductor casi atropella en varias ocasiones a unos niños que jugaban por la zona”.
En su fuga frenética “el conductor pierde el control del vehículo y se estrella contra otro vehículo estacionado en las inmediaciones siéndole imposible al vehículo policial evitar colisionar por atrás contra él”. Pero, pese a todo, el conductor “se baja y emprende la huida”, pero es en vano pues, explica la Policía, pues “siendo perseguido por uno de los agentes el cual consigue darle alcance momentos después”.
Y cuando ya parecía que el desaguisado había acabado empezaron a llover piedras y “vasos de cristal” desde las ventanas cercanas Obligando a los agentes a pedir refuerzos para poder detener al imprudente y obstinado conductor que, finalmente, fue arrestado y se prestó voluntariamente a hacerse la prueba de toxicología “dando esta positiva en sustancia estupefaciente”.