INHABILITACIÓN NO EJECUTADA

La familia Mizzian pide cita al fiscal general del Estado por los agentes de la UIR condenados no expulsados

La familia Mizzian pide cita al fiscal general del Estado por los agentes de la UIR condenados no expulsados
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Los hechos que motivaron la condena tuvieron lugar en 2005.

La familia Mizzian va a solicitar audiencia al fiscal general del Estado, Juan Manuel Maza, que hace cuatro años formaba parte de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo que condenó como autores de un delito de lesiones con agravante de superioridad a dos policías locales de la UIR ((N.C.V. y J.G.M.) a dos años de prisión y a 22 meses de inhabilitación especial por un delito de lesiones cometido en un control nocturno de tráfico en 2005 sobre un ciudadano que entonces tenía 57 años y que permaneció cuatro días hospitalizado, medio año en tratamiento y dos meses de baja.

La intención del entorno de la víctima de aquellos hechos es que Maza tenga conocimiento directo de la no materialización práctica de aquel veredicto. La sentencia nunca se ha ejecutado por parte de la Consejería de Gobernación y los agentes siguen ejerciendo, razón por la que la Fiscalía de Ceuta ha denunciado a su actual titular, Jacob Hachuel, por un presunto delito de prevaricación tras citarle a declarar.

El Juzgado de Instrucción número 4 es el que se ha hecho cargo de la causa, en la que la familia Mizzian se ha personado ya como acusación particular y ha solicitado la ejecución de medidas cautelares, concretamente la retirada inmediata del uniforme a los policías condenados.

juan manuel maza fiscal general del estado verticalEn enero del año pasado, Hachuel acordó sobreseer el expediente disciplinario abierto sobre los dos agentes en base a un auto de la Audiencia Provincial dictado en mayo de 2014 que acordó la “suspensión” de la pena de cárcel y la accesoria de inhabilitación siempre y cuando los dos funcionarios no cometiesen ningún delito durante dos años.

El instructor del expediente concluyó que “es lógico que cualquier condena penal de un funcionario a inhabilitación absoluta o especial, ya sea como pena principal o accesoria, suponga la pérdida definitiva del cargo que ocupara”. En su argumentario se remitió a la jurisprudencia que establece que “la condena penal de inhabilitación constituye una incapacidad para la función pública (por el nivel de irreprochabilidad que su ejercicio requiere), de manera tal que, por un lado, impide su acceso y, por otro, cuando la condena recae sobre la persona que ya ingresó en ella, actúa a modo de condición resolutoria que opera automáticamente sobre la relación funcionarial”.

A partir de ahí, Hachuel pidió asesoramiento a la Audiencia Provincial cuando se encontró ante la disyuntiva de entender que la suspensión concedida a los condenados no afectaba a la pérdida de su condición de funcionarios y que quedaba circunscrita a un plazo de prohibición de reingreso en la Administración, o bien interpretar que conllevaba que se mantenía la condición y que, en su caso, procedería “la imposición de las sanciones disciplinarias a las que hubiere lugar”.

La Audiencia no "asesora"

La respuesta que recibió fue que la Sala no podía ni debía “asesorar al órgano ejecutivo de esta Ciudad Autónoma conforme a la Constitución Española”. Entonces el Gobierno de Ceuta optó, “atendiendo al criterio de los Servicios Jurídicos de la Administración”, por la salida más favorable para los condenados.

Al conocer esta decisión, Tarek Mizzian, el hijo de la víctima, a cuyos descendientes se ordenó el pago en concepto de responsabilidad civil de más de 18.000 euros que sí fueron pagados, acusó al Ejecutivo local de "prevaricar" y anunció que solicitaría la “ejecución forzosa” de las sentencias.

En ellas se detalla que los policías, tras dar el alto, perseguir y alcanzar a Abselam M.M., “descendieron de su vehículo y se dirigieron al conductor, a quien, una vez fuera de su automóvil, sujetaron violentamente, y hallándole solo, conscientes de la desproporción de fuerza existente, de común acuerdo golpearon, derribaron y una vez caído, le colocaron los grilletes y conjuntamente continuaron dándole golpes, desoyendo sus lamentos de dolor”.

La familia Mizzian pide cita al fiscal general del Estado por los agentes de la UIR condenados no expulsados


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