Como en la fábula de la lechera el cántaro volvió a la fuente en la madrugada del sábado al domingo. Otro incendio en un garaje. “Está de moda”, sintetizaba un vecino del edificio Galo, en la plaza de Nicaragua, en cuyos garajes este domingo todo era negritud y desolación. “Hasta que no haya una tragedia no va a reaccionar nadie”, expresaba otro, en un cántico cada vez más coral y menos solista, un verso que es ya estribillo y que cantan en tono flamenco, con amargura y dolor, vecinos de aquí y de allá de Ceuta cada cierto tiempo. De Parque Ceuta a Maestranza. De la calle Galea a la plaza Nicaragua. De Patio Páramo al edificio Galo, el último.

Tan repetido es el coro. Tan sabido es que volverá a escucharse, que los Bomberos ya han optado por divulgar recomendaciones para estos casos. Lo principal saber que el sitio más seguro es el domicilio propio hasta que los Bomberos terminen su trabajo y extraigan el humo.

Dos coches, al menos uno de ellos de alta gama, salieron ardiendo el sábado por la noche en el garaje del edifico Galo. El fuego dio muchos quebraderos de cabeza a los Bomberos. La zona de difícil acceso, también señalado por los vecinos. “Aquí un día va a pasar algo gordo, porque ayer les costó mucho llegar hasta aquí”, reseñaba el domingo uno de ellos.

Bomberos recibió el aviso cuando pasaba media hora de la media noche y abandonó el escenario pasadas las cuatro y media de la madrugada. Cuatro horas. Dos ancianos desalojados más por nervios que por riesgo alguno.

Otras cifras del suceso van dibujando el mismo: Tres vehículos autobomba, tres vehículos ligeros de transporte, 11 bomberos de guardia y 8 más de libre disposición, 7 mangueras de 15 metros más las lanzas y 25 equipos de respiración autónoma -había muchísimo humo- fue el dispositivo desplegado por Bomberos. El Cuerpo estuvo bien auxiliado por Policía Local, Guardia Civil y Policía Nacional.

 Dos coches quemados. Dos coches afectados de forma grave con cascotes encima y desperfectos importantes. Todas las bajantes de PVC derretidas. Vecinos con el agua cortada, miedo aún en el cuerpo y una incertidumbre económica más que sumar a la situación de crisis: ¿estará bien el coche?¿cubrirá algo el seguro? un montón de cascotes y trozos de ladrillos tirados por el suelo encharcado aún del garaje. Bovedillas y viguetas afectadas a la espera del dictamen de los técnicos de Fomento que se han desplazado este mismo domingo por la mañana para comprobar el grado de los desperfectos. Su dictamen será fundamental para saber con exactitud la temperatura que se alcanzó, pero al menos 2.000 grados centígrados. 7.000 litros de agua usados para extinguir el fuego.

¿Provocado o fortuito? Los vecinos lanzaban con seguridad su opinión por una mano vandálica y delincuente que los había puesto a todos en peligro. Tendrá que ser la unidad científica de la Policía Nacional quien dictamine con rigor y seguridad una vez recoja las pruebas. Para el susto y los daños poco cambiará la conclusión.

Los 25 equipos de respiración autónoma empleados dan cuenta de la dificultad que presentó el incendio para su extinción. A lo complejo del acceso al garaje, se sumó el túnel de techo bajo que había antes de llegar al foco del incendio unos 20 o 30 metros garaje adentro. Un tubo lleno de humo que hubo que extraer antes de poder empezar siquiera a sofocar el fuego originado en los coches.