Mohamed A. no recuerda (casi) nada de la noche en la que mató a la estudiante de Enfermería Laura G.

Mohamed A. no recuerda (casi) nada de la noche en la que mató a la estudiante de Enfermería Laura G.
El acusado, sentado, este lunes, durante su declaración ante la Audiencia Provincial.

- El responsable confeso de la muerte de la joven Linense el 6 de diciembre de 2011 dice que aquella madrugada consumió "bastante" cocaína en el Casino, que volvió a casa, tendió una colada y, tiempo después, se encontró con su víctima "entre las manos"

- "Cada día", señala en su testifical ante la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz con sede en Ceuta, "me preguntó qué pasó, por qué pasó y por qué ha tenido que pasar esto"


Casi dos años después, Mohamed A., el responsable confeso de la muerte de una estudiante de Enfermería de La Línea, Laura G., con la que compartía piso desde hacía apenas una semana antes no recuerda casi nada ("amnesia parcial", ha descrito lo suyo la Acusación Pública) de lo que sucedió la madrugada del 6 de diciembre de 2011, el día en el que al filo de las 11.00 horas el 061 certificó su fallecimiento.

Según ha asegurado este lunes en el transcurso de la vista oral, 'Toni', como se le conocía, sólo es consciente de que estuvo en el Casino hasta las 2.30 horas, aproximadamente, consumiendo "bastante" cocaína; de que volvió a casa, de que tendió una lavadora y de que, equis tiempo después, tenía a la víctima "entre mis manos".

Entonces, ha explicado en la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz con sede en Ceuta, que durante esta mañana también ha escuchado el testimonio de media docena de policías nacionales, otros tantos forenses y los compañeros de piso, la madre y el novio de la fallecida, salió "corriendo" hacia la Jefatura Superior, adonde llegó a eso de las 10.50 horas, según han rememorado quienes le atendieron.

Mohamed A. ha aseverado no recordar si habló con Eva, la otra inquilina de la casa de la calle Linares, como había declarado durante la instrucción del caso y ella misma ha reiterado también en sede judicial. Tampoco si se puso a ver 'Águila Roja' o 'Cuéntame', entre otros programas ("porno duro", ha dicho haber encontrado en la pantalla de su cuarto un inspector), en televisión. Sólo, ha repetido, que de repente estaba detrás de ella y la tenía entre sus manos en el salón.

El acusado "no sabe" por qué llevó el cuerpo de la joven hasta su habitación ni recuerda que intentase asfixiarla con un cojín. "Entonces consumía, por desgracia, bastante droga, y no me resulta nada extraño pero estoy aquí para colaborar con la Justicia, como he hecho desde el primer momento, pero no recuerdo nada más", ha defendido Mohamed A., que tampoco ha querido negar ninguna de sus declaraciones anteriores. "Si está escrito, ahí está, no se puede discutir, pero no lo recuerdo", se ha excusado en varias ocasiones, como cuando se le ha recordado que a la Policía aseguró haberle pegado "una paliza de muerte" a su compañera de vivienda.

El responsable confeso de la muerte ha asegurado que no tenía más que una relación de "afecto y respeto" por Laura G., como con el resto de sus compañeros de piso, porque sus horarios eran bastante distintos. Solía trabajar de noche, ganar "300 ó 400" euros por semana y no levantarse hasta que la que entonces era su novia y con la que iba a casarse "me iba a despertar a eso de las 16.00 horas".

"Cada día", ha señalado, "me preguntó qué pasó, por qué pasó y por qué ha tenido que pasar esto". Mohamed A. tampoco ha reconocido haber preparado cordones en su habitación con la supuesta intención de atar a Laura G. y, cuando se le ha interrogado sobre si agredió sexualmente a su víctima, ha preguntado airadamente si "hay alguna prueba" de tal cosa. Posteriormente, los forenses han reconocido que en ninguna parte del cuerpo o las ropas de la joven apareció semen o indicios de penetración.

El acusado también ha desmentido haber tomado cocaína o alcohol una vez estrangulado a la estudiante de Enfermería, que preparaba el último examen para graduarse, y ha rechazado haber dejado pasar tiempo a posta para asegurarse de su muerte en lugar de llamar de inmediato a la Policía o al 061. "Ojalá hubiera tenido conocimiento para hacer eso, ojalá no hubiera ido a casa, ojala´me hubiera colgado y no me hubiese llevado a nadie por delante, ojalá ella hubiese salido ya... Nadie es nadie para quitarle la vida a alguien", ha deseado.

El imputado, que se enfrenta a peticiones iniciales de entre 25 y 35 años de cárcel de la Fisclía y la Acusación Particular, que representa a la familia, ha escuchado tras su declaración, en la que ha respondido a todas las preguntas, las testificales de varios policías nacionales, alguno de los cuales ha dicho creer haber atisbado en su comportamiento indicios de ir drogado o borracho, extremo que otros no apreciaron, y a los profesionales sanitarios detallar que la mató a golpes, asfixiándola con un cordón por la espalda y tapándoles las vías respiratorias con un cojín.

Después, tras un biombo, pues ni sus ex compañeros de piso ni la madre y el novio de la víctima han querido verle, ha escuchado el desgarrado testimonio de la tercera ocupante de la vivienda aquella noche, que asegura haberle visto llegar a casa sin síntomas aparentes de ir drogado a las 6.30 horas y que no escuchó nada hasta que fue alertada por la propia Policía; del joven amigo de Laura G. que le cedió su habitación para que preparase sus últimos exámenes; de la hermana, de la madre y de la pareja de la chica, que la han recordado como una pieza irremplazable en sus vidas, como una persona "nacida para ayudar" que nunca dijo tener tener ninguna sospecha de que podía pasarle nada parecido.

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