La Policía Local logró este jueves incautar un revólver cargado y más de tres kilos de hachís, pero no logró cazar al motorista que los perdió en la persecución. Todo empezó a alrededor de las once de la noche de este jueves, cuando una Unidad de Intervención Rápida (UIR), que realizaba un control rutinario en la barriada Príncipe Alfonso, detectó una motocicleta cuya matrícula iba cubierta con una bolsa de plástico y que efectuó una maniobra evasiva al ver el control policial.

“El conductor emprendió una huida en dirección a la rotonda del Puente del Quemadero, por lo que los agentes iniciaron la persecución de la motocicleta empleando para ello las señales luminosas y acústicas pertinentes”, explica la Policía Local en un comunicado,  Pero, al zafarse del control, “el ocupante (sic) —de la moto, se entiende— llevó a cabo unos movimientos que provocaron la caída de una bolsa de plástico”, bolsa cuyo contenido era de prever que motivaba la repentina fuga del motorista. Y así fue.

El furgón de la UIR prosiguió con la persecución hasta que la moto accedió a una zona en obras donde ya no fue posible darle alcance. Pero el interior de la bolsa de plástico, escondía una sorpresa: un revólver de cuatro pulgadas, un Colt modelo Phyton, “con cartuchos de munición real en el tambor”, o sea, cargado. Así como treinta pastillas de hachís con un peso aproximado de 3,2 kilos, que la Policía Local calcula un valor de 6.300 euros.