La barriada del Príncipe ha amanecido desierta. La mayor parte de los comercios, especialmente en el zoco, han preferido no subir la persiana. La razón salta a la vista, explica un vecino: en muchos de ellos pueden verse hoy agujeros de bala. También en las paredes, en vehículos…. Es el rastro de muerte que dejaron tras de sí los encapuchados, cuatro según la mayoría de las versiones, que a primera hora de la noche, sin esconderse, con total impunidad, recorrieron la barriada disparando a diestro y siniestro y segando la vida de un vecino del Príncipe, cocinero de una conocida bocatería. 

Se ignora aún si era una bala perdida, una fatal casualidad o realmente pretendían matar a la víctima. Poco importa ya al muerto si fue fortuito o deliberado. La única realidad hoy es que el susto de anoche ha dejado paso al miedo y la indignación en una barriada “que ya no puede más”, resume el presidente de la Asociación de Vecinos de Príncipe Alfonso, Kamal Mohamed. 

En el Príncipe están consternados pero no sorprendidos. Lo veían venir. “Todos estos meses ha habido un incremento sustancial de la inseguridad, hemos visto más actos vandálicos, quema de contenedores, vehículos calcinados, pequeños robos, tiroteos en el mismísimo zoco…. Se lo hemos transmitido a la Delegación de Gobierno y al Gobierno de la Ciudad y seguimos pidiendo más presencia policial, que se ha incrementado pero no cómo pedimos. Llevamos muchos años pidiendo una presencia continua, sobre todo por las noches, incluso hemos pedido que haya una comisaría, pero todas nuestras reivindicaciones fracasan y los resultados los estamos viendo, un padre de familia que se ganaba la vida trabajando y que vengan impunemente y acaben con su vida debe ser un punto de inflexión”.

“Esto es un ‘déjà-vu’,en cada generación fracaso escolar, falta de formación, se meten en el mundo de la delincuencia, acaban muertos o en la cárcel, algunos se salvan y llega otra generación y lo mismo”, lamenta el presidente de la AAVV de Príncipe Alfonso pidiendo “medios sociales y policiales” para erradicar una lacra que está subiendo a la barriada en el abismo más profundo.

“Debe haber un equilibrio entre las medidas sociales y las policías, pero no existe ni una ni otra en la barriada”, denuncia Kamal Mohamed, “no hay planes alternativos para estos jóvenes, que puedan formarse y la acción policial es mínima y tenemos una situación muy preocupante para los vecinos que están amargados, con miedo a que sus hijos salgan a la calle, que mandas a tu hijo a comprar el pan o está en la plazoleta y se ve envuelto en un tiroteo”.