El verdugo de la estudiante de Enfermería se enfrenta a peticiones de cárcel de entre 5 y 37 años

El verdugo de la estudiante de Enfermería se enfrenta a peticiones de cárcel de entre 5 y 37 años
El responsable confeso de la muerte de Laura G., entre varios agentes.

- La Acusación Particular pide 23 años de prisión por un delito de asesinato y 14 más por otro de agresión sexual con agravantes y sin atenuantes, aunque "subsidiaria y alternativamente" reclama una condena de 25 años por homicidio

- La Fiscalía solicita 12 años por un delito de homicidio atenuado por confesión y 5 más por agresión sexual agravado por abuso de superioridad

- La defensa del acusado reclama una condena por homicidio rebajada por la confesión de Mohamed A. y su enajenación debida al consumo de cocaína y alcohol que se quedaría en un lustro entre rejas


La Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz con sede en Ceuta ha dejado este lunes a última hora de la tarde visto para sentencia la visto oral contra Mohamed A., el fornido portero de noche de 39 años de edad que hace casi dos años, el 6 de diciembre de 2011, mató a su compañera de piso, una estudiante de Enfermería de 25 años nacida en La Línea de la Concepción (Cádiz), estrangulándola con un cordón y asfixiándola con un cojín.

En su informe final, la Fiscalía ha solicitado que el acusado sea condenado a 12 años de cárcel por un delito de homicidio y a otros 5 por otro de agresión sexual en grado de tentativa con agravante de abuso de superioridad. El Ministerio Público reconoce un atenuante de confesión pero considera que Mohamed A., con 1,95 metros de altura y casi 100 kilogramos de peso, se aprovechó de su “gran fortaleza física” para atacar a Laura G. (de 1,55 metros de altura y 55 kilogramos de peso) e intentó penetrarla analmente sin conseguirlo.

En el caso de que el tribunal no considere probado este último delito, la Acusación Pública solicita una pena de 4 años de prisión por una agresión sexual consumada en forma de tocamientos.

La Acusación Particular eleva su petición de condena a 23 años de prisión por un delito de asesinato y de 14 más por otro de agresión sexual con agravante, aunque subsidiaria y alternativamente reclama otra condena de 15 años de cárcel por un homicidio con agravante de superioridad y otros 10 por una agresión sexual en grado de tentativa acabada, pero rechaza cualquier tipo de atenuante.

Por añadidura, solicita un total de 560.000 euros en concepto de indemnización por daños morales “y perjuicios de todo tipo” para los padres, la hermana y el novio de la víctima. Ambas acusaciones solicitan que se prohíba a Mohamed A. residir en la ciudad autónoma, en La Línea o en cualquier localidad donde vivan los allegados a la joven linense, así como comunicarse con ellos o acercarse a menos de 500 metros.

La defensa de Mohamed A. considera que el responsable confeso de la muerte de la estudiante sufrió un estado de “enajenación” en el que, víctima de la cocaína y el alcohol que había consumido, acabó con su vida, por lo que pide una condena por un delito de homicidio con atenuante de adicción, por un lado, y de entrega, colaboración y arrepentimiento, por otro, que se quedaría en una pena de 5 años de cárcel, ya que a su juicio no existe “ni una sola prueba concluyente” de que el acusado intentase o culminase una agresión sexual.

Durante la vista oral, que se ha prolongado durante todo este lunes, el acusado ha asegurado no acordarse de casi nada de lo que sucedió la madrugada del 6 de diciembre de 2011. Solamente de que consumió “bastante” cocaína y alcohol en el Casino de Ceuta, que volvió a casa, que tendió una colada y que, cerca de las 11.00 horas, volvió en sí con la víctima “entre mis manos”. Entonces, ha asegurado, acudió corriendo a la Jefatura Superior de la Policía Nacional, lo que activó a las Fuerzas de Seguridad y, posteriormente, a los servicios de emergencias, que nada pudieron hacer por la vida de Laura G.

El tribunal ha escuchado declarar a media docena de policías (alguno de los cuales ha dicho recordarle con síntomas de ir drogado o bebido, extremo que otros han negado) y a cinco forenses que han atribuido el fallecimiento al estrangulamiento con un cordón, la asfixia con un cojín y los golpes en la cabeza sufridos por la joven, que llevaba una semana en la casa, a la que había acudido para preparar los últimos exámenes antes de graduarse. Sin embargo, los peritos no han sido capaces de concretar la causa exacta o la hora de la muerte, por lo que la Fiscalía ha tipificado los hechos como homicidio y no como asesinato.

La Acusación Particular habla de "sadismo"

Ni en el cuerpo ni en la ropa de la linense, que tenía 24 años, aparecieron restos de semen del agresor, que a juicio de la Acusación Particular, actuó de forma “inhumana”, con “sadismo” y haciendo pasar “el mayor sufrimiento posible” a la joven. Los abogados de la familia han coincidido con el Ministerio Fiscal en que Mohamed A. quiso primero agredir sexualmente a la estudiante y que, posteriormente, terminó con su vida para evitar que le denunciase por ello.

Durante sus declaraciones, tanto la madre como la hermana y el novio de la finada han reconocido que se sentía “tranquila” en la vivienda y que no había tenido ningún encontronazo con su agresor, que ha descrito la relación que tenía con ella como de “afecto” y “respeto”. La Acusación Particular considera que Mohamed A. planificó su agresión con intención “libidinosa” visionando “porno” mientras esperaba que se levantase para ir a estudiar con el fin de asaltarla y posteriormente hizo una confesión “parcial y sesgada” tan “planificada” como su supuesta adicción a las drogas, que en sede judicial sólo ha reconocido con la cocaína.

La Audiencia Provincial se ha negado a prorrogar este lunes la prisión provisional del acusado, que permanece en tal situación desde el mismo día de los hechos, dando por supuesto que le dará tiempo a dictar sentencia antes del próximo 6 de diciembre, cuando, en caso contrario, debería quedar en libertad. La Acusación Particular ha subrayado que existe un “elevado riesgo de fuga” por tratarse de un ciudadano extranjero (tiene nacionalidad marroquí y en 2011 contaba con permiso de residencia) “sin familia ni casa ni trabajo” en España.

En su último turno de palabra, el acusado ha pedido "perdón" por lo que hizo y se ha confesado "arrepentido" desde el primer momento en el que dice haber tenido conocimiento de sus actos.

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