Una semana desde que las urnas se expresó y ganó la abstención. Hasta ahora no he escuchado a nadie que se cuestione qué es lo que hacemos mal para que luego la gente no acuda a votar. Sería importante analizar esta cuestión, porque en algo fallamos cuando no existe credibilidad, ni ilusión, ni confianza de cambio.

Por otro lado tenemos un poco más del 30 por ciento que quieren a Rajoy de Presidente, el resto no. Ante este panorama es muy difícil que, salvo todos los del Partido Popular que salieron al balcón al grito de sí se puede, a pesar de la corrupción y la desigualdad que nos inundan, pudiéramos estar contentos con los resultados de este domingo 26 de junio.

Dicho esto, sería mentira y, por tanto, no voy a ocultar que como socialista menos contenta estoy con los resultados de mi partido, tanto a nivel general, como a nivel local. De estos últimos ya tocará hablar cuando llegue el momento y, por supuesto, en el foro oportuno.

Pero es evidente que necesitamos reflexionar el porqué de esta pérdida de confianza y de liderazgo. Los resultados para el PSOE han sido pésimos, y yo no me consuelo con haber quedado los segundos porque como decía Ángela Botero no hay mucho que hacer cuando ante una montaña rusa, alguien elige un carrusel. Y eso es lo que ha pasado. Nos hemos conformado.

Ahora toca valorar, reflexionar, reconstruir, fortalecer, unir y volver a ilusionar con un proyecto ganador, el de siempre. Vienen momentos duros, que nadie tenga dudas. Pero sólo si se quedan los que verdaderamente están para servir sin cesar, y no para servirse a descaro y con semáforo, volveremos a ser lo que éramos, los que tenemos que ser, lo que de verdad somos. El partido de la libertad, la igualdad y la esperanza. El partido de todos y de todas. El partido de las conquistas. El partido del Gobierno.

Por ahora me quedo con algo bueno, con algo positivo, Eduardo Madina ha entrado en el Congreso y eso nos da un impulso que antes no teníamos. Los mejores tienen que estar dentro, y él lo es.