S. J.

Pero no, no es un artículo triste porque ella no lo es, al contrario, rebosa optimismo.

La conocimos en el año 2000 en Londres, de esas personas de las que es fácil encariñarse.

A los meses nos estaba invitando a su casa en Islandia, país del que nadie debería privarse de visitar al menos una vez en la vida. Y no, no es por ese "blue lagoon" (pedazo de piscina natural de agua caliente porque este es un país volcánico y como te acerques mucho a las piedras te quemas) o por sus glaciares, no, es porque sus gentes son maravillosas, lo más parecido al español que he visto por estos lares del norte, nada que ver con suecos, noruegos o finlandeses.

Le preguntamos por qué nos invita a su casa si apenas nos conoce y nos dice: "tengo la virtud de ver la bondad en los ojos de la gente y en vosotros salta a la vista". Ea.

Y aquí estamos, veinte años después, por tercera vez, en su casa, en esta fantástica casa donde la luz no deja de entrar y en este país donde en julio el sol no se pone en todo el día.

Nos cuida, nos enseña el país (entero), nos invita, apenas nos deja pagar; yo la escucho, la miro, ella no sabe que siento admiración, admiración por su optimismo, por su forma de ver la vida: "no voy a quedarme en casa, no voy a estar triste, voy a vivir al máximo". Y tanto, en breve correrá otra media maratón... No puedo evitar levantarme y darle un abrazo, me dice "mi guapo amigo español", me lo dice en un español churrigueresco pero suena gracioso (se apuntó a clases de español)

No puedo dejar de sentirme un poco miserable por comerme el coco con otros problemas que no tienen que ver con la salud; la naturaleza humana es cuestión de necesidades: cubiertas unas, nos preocupamos por las siguientes.

Al menos no he perdido la costumbre ,desde hace algún tiempo, de darle las gracias a Dios, el que sea: Jesús, Alá, Buda.., cada vez que me levanto por las mañanas y no me duele nada.

Imagino que salvo milagro (recen, yo, que no creo en la iglesia pero sí en que existió un tipo llamado Jesús y que tuvo que ser la hostia de interesante, lo hago cuando de verdad lo paso mal) la enfermedad la vencerá, pero hay formas y formas de perder, y perder con elegancia y desafiándote cara a cara, maldita enfermedad, perder viviendo hasta el último día en tu asquerosa cara debe darte mucho coraje, ¿verdad?

Y aquí estamos los tres, ella habla, copa de champagne en la mano..., nosotros la escuchamos, no puedo evitar abrazarla mucho; manías mías, cuando quiero a alguien (no son muchos/as) los abrazo con toda mi alma, ¿verdad, amigos/as? Ellos/as lo saben, suficiente. Me encanta abrazar a la gente que quiero, los abrazo todo lo que puedo. Me parece que un abrazo dice más que mil palabras. Si te abracé así es porque te quiero de verdad.

Y ayer ya vivimos un momento espectacular en una atracción 3D del país donde parece que vas volando viendo ríos, glaciares, volcanes, animales, increíble la sensación, entre eso y el champagne... viví un momento mágico, de esos que se te quedan grabados de por vida.

Y hoy será otro y mañana otro, y así hasta que nos vayamos, porque ella es así: valiente, noble, optimista, carismática, honesta, divertida, un pedazo de persona, y yo a las personas así las quiero de por vida.

Les dejo, nos está preparando el desayuno.Consejo ¿No les duele nada? Celébrenlo. ¿Su familia y sus amigos bien? Disfrútenlos, abrácenlos....