Juan Carlos Trujillo

Comienzo mi artículo semanal expresando, en primer lugar, mi decepción ante la insolidaridad de quienes niegan la gravedad de una pandemia que ha provocado, en tan solo 5 meses, el contagio de más de 463.000 personas y casi 40.000 fallecidos. Negacionistas que no solo critican las medidas de protección aprobadas, sino que niegan que se estén llevando a cabo en otros países de nuestro entorno, aunque quizás deberían plantearse si en esos países no se imponen porque sus conciudadanos utilizan regularmente las medidas de protección recomendadas por la gran mayoría de instituciones sanitarias internacionales.

lo que sí es cierto es la peligrosidad de un virus aún desconocido, que no afecta a todos por igual, un virus que ataca a traición. Por ello pido responsabilidad y solidaridad, porque de nuestro comportamiento depende vencer al virus.

No seré yo quien diga que el Gobierno de España dice la verdad, porque no es cierto. Nos mintieron cuando nos aseguraron que no eran necesarias las mascarillas, nos mintieron con las cifras de fallecidos como consecuencia del Covid-19, nos mintieron con el célebre “comité de expertos” y nos vuelven a mentir con un regreso seguro a las aulas. Pero lo que sí es cierto es la peligrosidad de un virus aún desconocido, que no afecta a todos por igual, un virus que ataca a traición. Por ello pido responsabilidad y solidaridad, porque de nuestro comportamiento depende vencer al virus.

El Instituto de Salud Carlos III, el organismo dedicado a prestar apoyo científico-técnico al Sistema Nacional de Salud ha confirmado una segunda oleada de fallecimientos durante la pandemia del coronavirus, que se inició el pasado 27 de julio y que supuso al menos 2.540 muertos en España, según señala en su último informe de vigilancia de exceso de mortalidad. Este organismo que también ha manifestado un cambio en el perfil del contagiado por coronavirus como consecuencia de los comportamientos sociales, indicando que el nuevo perfil corresponde a una mujer, de 37 años de media y asintomática.

Por tanto, no es el mejor momento para el negacionismo, para posiciones insolidarias, para la insumisión ciudadana.  Es momento para el compromiso, para la responsabilidad, para conductas solidarias que preserven la seguridad no solo de nuestros mayores, sino también de nuestros jóvenes.  Respetemos las recomendaciones de nuestras autoridades sanitarias por ser autoridades, y sobre todo, por ser los mayores expertos en la materia. Trabajemos todos unidos por el bienestar de un país gravemente perjudicado que necesita del compromiso del conjunto de la ciudadanía. Con el esfuerzo de todos saldremos adelante.