ANÁLISIS

¿Por qué hemos perdido el control de la pandemia? Hay esperanza: los test de antígeno y tú

¿Por qué hemos perdido el control de la pandemia? Hay esperanza: los test de antígeno y tú
colegio mascarilla
Un gesto sencillo, llevar bien puesta la mascarilla puede marcar la diferencia./archivo
Los test de antígeno, mucho más baratos y rápidos que las PCR, reducirán a minutos la confirmación o no de positivos entre los contactos y se espera llevar a 0 días el tiempo que pase desde la aparición de un caso hasta su diagnóstico y su aislamiento, y tender a eso incluso con los contactos. Pero si los confinados siguen sin cumplir las cuarentenas todo volverá a fracasar, a Ingesa le consta que algunos de los positivos antes de confirmar su diagnóstico habían ido a trabajar o a celebraciones con fiebre y otros síntomas

Julián Domínguez: "Ha habido gente que ha ido con síntomas a trabajar, a comer con la familia, a fiestas particulares, gente con fiebre, con tos… El amigo número uno del coronavirus es la gente”

Ceuta ha pasado en poco tiempo de ser ese oasis sin covid que atrajo las miradas de turistas en busca de seguridad durante el verano a ocupar el cuarto puesto en el ranking de autonomías por la incidencia acumulada a 14 y 7 días. Más de 900 casos por cada 100.000 habitantes.  “Somos los mejores, presidente”, decía aún a finales de agosto, el consejero de Sanidad, Javier Guerrero, a punto de que todo comenzara a desmoronarse. De los 1.988 positivos por coronavirus que se han  registrado en Ceuta desde que se inició la pandemia en marzo, 1.223 se han confirmado desde el 8 de octubre a este sábado, 7 de noviembre. ¿Qué ha pasado? ¿Y qué tiene que pasar para regresar a los días en los que se sucedían los cero casos nuevos?

la proliferación de casos ha terminado por desbordar las capacidades de la Consejería de Sanidad para rastrear los contactos de los casos confirmados y las del propio Ingesa para la realización de pruebas que confirmen positivos

Rebuscando en la estadística numerosa que aportan Ingesa, la Consejería de Sanidad y el propio Ministerio de Sanidad y prestando atención a las quejas ciudadanas y a las explicaciones de los responsables sanitarios, se pueden sacar algunas conclusiones, pero todo a punta a que el factor humano sigue siendo clave y a que la proliferación de casos ha terminado por desbordar las capacidades de la Consejería de Sanidad para rastrear los contactos de los casos confirmados y las del propio Ingesa para la realización de pruebas que confirmen positivos.

Por eso ahora, ambas instituciones parecen poner la esperanza para reconducir la situación en los test de antígenos. Test que son mucho más baratos que las PCR (5 contra 150 euros) y que aportan una notable agilidad al diagnóstico de la enfermedad. De horas a escasos minutos. Y no sólo sin mermar la fiabilidad sino aportando información incluso más útil.

Julián Domínguez: “Las estrategias están mal, sí que es verdad. Pero lo que no vale es decir yo no cumplo y luego que venga papá sanidad y me lo solucione. La calle está a tope”

A estas alturas, con 649 casos activos en la ciudad al cierre de la estadística del sábado (624 el domingo), quien más quien menos o ha estado aislado o ha estado cerca de ser puesto en cuarentena. Todo el mundo conoce ya a alguien que ha dado positivo o se ha tenido que confinar. Todo el mundo tiene historias de lamento y queja sobre cómo han funcionado las cosas en ese ámbito: Los días de tardanza en ser llamados para la realización de la prueba, el no aislamiento de contactos estrechísimos de un positivo sin que ni el positivo ni el aislado lo comprendan por el aparente sinsentido y un largo etcétera que apunta a que las cosas se podían haber hecho mejor en lo que a rastreos y gestión de los contactos de los positivos se refiere. Algo que pretende solventarse con los cribados que va a poner en marcha la Ciudad Autónoma en la explanada de embolsamiento en Loma Colmenar, junto al Hospital Universitario, gracias a los test de antígeno que Ingesa ya viene usando desde el 22 de octubre. Tanto así, que las pruebas de este tipo ya superan a las PCR en la Ciudad Autónoma, única región en la que se da esa tesitura, y que de funcionar, pudiera marcar el camino al resto.

Que los rastreos no funcionan se deduce con facilidad del cruce de datos realizado por este medio el sábado entre el último parte de aislados en el ámbito escolar facilitado por Delegación y el total de aislados que facilitó la propia Ciudad Autónoma. La conclusión era sobrecogedora: sólo un contacto por cada positivo fuera del ámbito escolar es puesto en aislamiento por los 14 que hacen cuarentena por cada positivo en los centros escolares. Y son mayoría los positivos fuera de la escuela.

entre el 22 y el 26 de octubre, Ingesa confirmó 258 nuevos positivos. Justo a los 10 y 14 días (el periodo de incubación) desde el puente del 12 de octubre. Desde entonces, los nuevos positivos no bajan de los 200 semanales, el doble que en las dos semanas previas y 4 veces más que las anteriores

El único perfil que podría explicar ese único caso aislado sería el de un solterón asocial empedernido. Un eremita que inexplicablemente se ha contagiado.

Otro dato que se recogía semanas atrás en al estadística semanal del Ministerio de Sanidad: cerca del 40 por ciento de los casos registrados en Ceuta no tenían una identificación de su origen clara. Es decir, no había posibilidad de saber o no se había logrado conocer el origen del positivo. Es la constatación de lo que el propio consejero de Sanidad, Javier Guerrero, reconocía el viernes “llevamos semanas con transmisión comunitaria”.

Pero aún así, el responsable de prevención de Ingesa, al frente de la lucha contra la pandemia desde el minuto uno, Julián Domínguez, tiene claro que sigue siendo el factor humano y la falta de responsabilidad individual lo que juega un papel clave: “Las estrategias están mal, sí que es verdad. Pero lo que no vale es decir yo no cumplo y luego que venga papá sanidad y me lo solucione”, advierte. “La calle está a tope”, cita un whatasaap de una enfermera que le entra mientras habla con Ceutaldia.com, para evidenciar que quizás no todo sea culpa de la falta de capacidad para rastrear y para hacer pruebas. O quizás a esa situación de desborde se llega precisamente por la falta de sentido común y conciencia de muchas personas.

40 personas trabajando a turnos para rastrear y contactar, por ejemplo, con los contactos estrechos de los 85 positivos confirmados el viernes, sin ir más lejos. No es sólo llamar e informar, hay que meter en el sistema, evaluar según los relatos la probabilidad que hayan tenido de contagiarse o no y en base a esa información tomar decisiones, decretar cuarentenas y ordenar o no test con carácter inmediato o en un tiempo determinado. Parece un trabajo imposible

Otro dato más que apunta al papel de la irresponsabilidad individual: entre el 22 y el 26 de octubre, Ingesa confirmó 258 nuevos positivos. Justo a los 10 y 14 días (el periodo de incubación) desde el puente del 12 de octubre. Desde entonces, sólo dos días se han registrado menos de 20 nuevos positivos (19 y 18). Fueron el pasado 2 de noviembre y este mismo domingo. Y desde entonces, los nuevos positivos no bajan de los 200 semanales, el doble que en las dos semanas previas y 4 veces más que las anteriores.

Ni tan siquiera está claro el número de rastreadores. Si preguntas a la oposición en la Asamblea te dan la cifra de 30, si preguntas a trabajadores de Ingesa en la lucha contra la pandemia te los calculan en 80 y el Gobierno de la Ciudad dice que hay más de 40 entre sanitarios y militares además de los estudiantes de enfermería. 40 personas trabajando a turnos para rastrear y contactar, por ejemplo, con los contactos estrechos de los 85 positivos confirmados el viernes, sin ir más lejos. No es sólo llamar e informar, hay que meter en el sistema, evaluar según los relatos la probabilidad que hayan tenido de contagiarse o no y en base a esa información tomar decisiones, decretar cuarentenas y ordenar o no test con carácter inmediato o en un tiempo determinado. Parece un trabajo imposible.

Julián Domínguez: "Los asiintomáticos apenas contagian. Tiene su lógica. ¿Cómo van a contagiar si no tosen, no estornudan y no tienen secreciones?¿Los asintomáticos contagian? Sí, pero muy poco. Tienes que pasar muchas horas muy junto. Hay un caso estudiado internacionalmente de uno que contagió a todo un autobús, pero habían sido horas lo que habían estado viajando. Te va a contagiar si duermes con esa persona o tienes un trato muy estrecho durante mucho tiempo, pero es más difícil que contagien, especialmente si la gente cumple las normas”

Y atención, “los asintomáticos apenas contagian”, afirma Julián Domínguez, en línea con el “no te vas a contagiar por tomar un café” de Guerrero el viernes. Sorpresa o cambio de criterio, cuando hasta ahora se había puesto el foco en los asintomáticos como un vector clave de expansión de la enfermedad por su falta de control.

“Tiene su lógica. ¿Cómo van a contagiar si no tosen, no estornudan y no tienen secreciones?¿Los asintomáticos contagian? Sí, pero muy poco. Tienes que pasar muchas horas muy junto. Hay un caso estudiado internacionalmente de uno que contagió a todo un autobús, pero habían sido horas lo que habían estado viajando. Te va a contagiar si duermes con esa persona o tienes un trato muy estrecho durante mucho tiempo, pero es más difícil que contagien, especialmente si la gente cumple las normas”, abunda Domínguez.

¿Entonces qué ha pasado? “Que ha habido gente que ha ido con síntomas a trabajar, a comer con la familia, a fiestas particulares, gente con fiebre, con tos…”, se indigna Julián Domínguez. “El amigo número uno del coronavirus es la gente”, apostilla. Y eso que cualquiera podría jurar que la medición de temperatura a la entrada de oficinas, playas, colegios y resto de centros docentes no ha servido para detectar a un solo candidato a supercontagiador.

Los test de antígeno son ágiles, dan resultados en minutos; fiables y aportan más información que las PCR. Si se da positivo en uno de estos test es sí o sí que esa persona tiene capacidad para contagiar el virus y hay que confinarla. Pero no son magia, si la gente sigue sin cumplir las cuarentenas tampoco servirán de mucho

De ahí y de los protocolos establecidos por el Instituto Carlos III para la lucha contra la pandemia que lo primero que se recomiende siempre sea la cuarentena. Y de ahí que, por ejemplo, Alemania haya anunciado estos últimos días un cambio en la estrategia optando por confinar durante días a los que tengan síntomas leves (la mayoría allí y aquí) sin llegar siquiera a confirmarles el diagnóstico mediante una prueba. Alemania renuncia a lo que ha pedido aquí el Colegio de Médicos, la Cámara de Comercio y la Confederación de Empresarios, cribados masivos y test de manera generalizada. Algo que se va a hacer.

Test antígenos Versus PCR

Se pueden atender esas peticiones por la aparición en escena de los test de antígenos, que no existían hace dos meses. Que son ágiles -dan el resultado al instante- y baratos. Julián Domínguez cree que su puesta en escena como herramienta para controlar la situación de la pandemia arrojará resultados satisfactorios en entre 2 y 4 semanas.

¿Por qué ese optimismo? “En epidemiología tú lo que tienes es que reunir información para tomar decisiones. Y la diferencia con estos es que puedes tomar las decisiones de forma ágil. Te hago el test y al momento salgo de dudas sobre si te tienes que confinar o no”, explica refiriéndose a los contactos de los positivos.

Mientras en el País Vasco se realizan doce pruebas por cada una que da positiva, en Ceuta uno de cada dos test arrojan un positivo

Los nuevos test son fiables, pero además a diferencia de los PCR centran la información ofrecida en un dato importante, “si eres positivo en un test de antígeno, sí o sí tienes capacidad de contagiar la enfermedad”. Esa información las pruebas PCR no la aportaban. “Te decían si tenías virus, pero no cuánto ni en qué estado. Podía ser que tuvieras virus, pero estuvieras ya sin carga vírica, que si coges a los virus que tienes y los pones en un tejido celular no hicieran nada porque estaban muertos, luego no ibas a contagiar a nadie. Con los antígenos, no; si das positivo es que puedes contagiar, por tanto hay que confinarte, y se tarda muy poco en saberlo”, insiste en su explicación Julián Domínguez.

Confinamiento como única arma

Pero que nadie piense que los test son mágicos. El trasfondo de toda la lucha contra la pandemia sigue siendo el evitar los contagios y eso sólo se logra extremando las precauciones desde que cada uno sale de su casa, reduciendo los contactos y ante la mínima sospecha el aislamiento total y absoluto. De lo contrario dará igual. Si la gente no cumple las cuarentenas seguirá expandiéndose la enfermedad. Y ahí parece estar la cuestión.

El objetivo a lograr con los test de antígenos es reducir el tiempo que pasa desde que un paciente muestra un síntoma hasta que se confirma su diagnóstico y se le aísla a 0 días. Y parecido para los contactos

Y eso que el propio Domínguez reconoce, que la situación ha desbordado las capacidades del sistema, las de la Ciudad para rastrear los casos, sí, pero también las del Ingesa para hacer pruebas. Los 4 equipos de análisis no han dado de sí a pesar de trabajar a destajo para atender las necesidades de PCR, y no por falta de dinero o por la carestía de los reactivos necesarios para las mismas, en ocasiones el fabricante ha limitado la petición otorgando cupos y reduciendo los pedidos. Sino porque cuando aparecen casos y casos, la capacidad es limitada para realizar pruebas que tiene un proceso complicado que dura varias horas. Tanto que se mira incluso con cierto recelo los datos que aporta la ciudad hermana de Melilla al Ministerio sobre la realización de test PCR, muchos más numerosos allí que aquí sobre el papel a pesar de que la capacidad es similar.

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Ceuta es de lejos la que menos pruebas venía realizando. La situación ha comenzado a mejorar un poco en las últimas semanas con la introducción de los antígenos, pero aún queda. En los últimos 7 días (anteriores al 6 de noviembre) se realizaron 499 pruebas PCR, más o menos el máximo diario que Ingesa reconoció que tenía capacidad de hacer, unas 70 por día. Y 522 pruebas de antígenos. En total se detectaron 460 positivos, según la estadística reflejada por el Ministerio de Sanidad en su web. En los mismos 7 días, el País Vasco realizó 93.729 pruebas para detectar 7.754 casos positivos. Allí, una de cada 12 pruebas es positiva, aquí, casi una de cada 2. Se espera que eso cambie en las próximas semanas. Lo que seguramente suponga en un principio que se incrementen los casos que aparecen, pero que se sepa con certeza que el confinado ha de estarlo y no se aísle gente por mera precaución sin saber bien si es o no positivo, con la ansiedad que añade al interesado en una situación de desquicie colectivo por todo lo atravesado desde marzo. El objetivo es reducir el tiempo que pasa desde que un paciente muestra un síntoma hasta que se confirma su diagnóstico y se le aísla a 0 días. Y parecido para los contactos. “Es que tú ahora vas a poder venir con tus convivientes y ahí mismo os vamos a poder decir quienes están infectados y quienes no”, abunda Domínguez. Pero de nuevo, tras el diagnóstico exprés, todo dependerá del buen obrar de cada uno.

Desde mayo los protocolos del Carlos III ni tan siquiera recomiendan la realización de pruebas que confirmen el negativo para dar de alta a los pacientes. Se considera que si pasan 8 días desde la desaparición de los síntomas, está curado, tal y como refrendan numerosos estudios internacionales. Aquí se siguieron haciendo mientras se pudo, cuando la pandemia se desbordó se dejaron de hacer. En toda España se alargaron esos 8 días a 10. Domínguez reconoce que en algunos casos, muy pocos, se han dado contagios entre el décimo y el decimo cuarto día tras desaparecer los síntomas

Domínguez no oculta que él habría preferido la creación de un órgano único para la lucha contra la pandemia que reuniera todos los recursos existentes. Para él la prueba está en que, a pesar de que hay coordinación, las cosas funcionaron mejor cuando había mando único durante la primera ola que ahora.

Y es que a las patas de Ingesa y la Consejería de Sanidad y sus rastreadores se suma la sanidad privada, que en Ceuta representa la atención a un 30 por ciento de pacientes. Y ellos tienen obligación de notificar sus casos a Sanidad, pero si no son tan ágiles como lo van a ser ahora Ingesa y Sanidad seguirá quedando un flanco débil. De momento, se sabe que algunas compañías ya han apostado por los test de antígenos y los han incluido sin coste extra en todas sus pólizas. Pero algunas no son todas.

Altas sin confirmación de prueba negativa

Otra situación que ha causado quejas y cierta alarma social es la confirmación de altas a pacientes covid sin realización de prueba que confirme que son negativos.

Domínguez ha explicado que eso es así desde mayo. A principios de mayo los protocolos de actuación del Carlos III sacaron de los mismos la obligación de confirmar con prueba negativa la sanación de los pacientes.

mascarilla calle

“Hay muchos estudios en todo el mundo que han confirmado que en 8 días desde la desaparición de los síntomas los pacientes están curados y no tienen capacidad de contagiar. Te puede quedar virus incluso y dar positivo, pero están muertos, no contagias. Aquí se han puesto 10 días de cuarentena para evitar problemas, en mi opinión debieron ser 14 días, algunos, aunque muy pocos, contagian aún entre el décimo y decimocuarto día. Nosotros mientras pudimos, aún así, seguimos confirmando con las pruebas, pero cuando la situación empeoró, dejamos de hacerlo”, explica Domínguez, que previamente había remitido el protocolo vigente del Carlos III donde efectivamente no figura la obligación, ni tan siquiera la sugerencia, de confirmar las altas mediante prueba negativa y se pone el acento en las cuarentenas y los periodos de aislamiento, justo como va a comenzar a hacer ahora Alemania.

De ahí, de nuevo, que la clave sea aislar a los pacientes y a los casos sospechosos lo antes posible para evitar que puedan contagiar a más personas.

el sector de la hostelería (que no olvidemos representa uno de cada diez empleos del tejido empresarial en la ciudad) ha visto reducida su capacidad operativa a casi una cuarta parte de la que tenía antes de la pandemia y eso después de meses con la persiana echada. Sobrevivir parece un milagro

Ingesa ha tardado en algunos casos en confirmar con pruebas a los aislados si suponen o no algún riesgo aún sin síntomas, algo que no sería demasiado preocupante, como se ha explicado antes. Y aquí de nuevo en una ciudad como Ceuta casi todo el mundo conoce a alguien que le ha pasado. Eso tendría que empezar a cambiar con los antígenos, o más bien a dejar de pasar.

“Pero la gente se queja hasta si le dices vente a hacerte la prueba al centro con tus precauciones. Te dicen de mala manera que no, que tienen orden de aislarse, que cómo van a desplazarse, pero claro es un médico el que te lo está diciendo, te está levantando el aislamiento para que con precauciones vayas a hacerte la prueba”, explica Domínguez.

Seguirá pasando, porque las citas en la explanada para los cribados supondrán para los contactos de positivos aislados romper ese confinamiento preventivo, salvo que alguno tenga el garaje como si fuera un embarcadero propio en mansión de millonario y el coche lo tenga en un garaje al que acceda desde la puerta de su casa, sin pasar por ninguna zona común con el vecindario.

Tal vez, si todos cumplimos con nuestra parte, simplemente ni sean necesarios los test de antígeno, ni cerrar la hostelería, ni restringir las salidas de Ceuta. La esperanza son los test de antígeno para atajar con mayor velocidad los nuevos casos y la posible expansión que puedan provocar, pero no servirán de nada sin la otra parte, sin la de el buen obrar de cada uno de todos nosotros. Sin ti

Hoy por hoy los protocolos que se siguen y esa coordinación pasa porque cuando Ingesa detecta un caso positivo, lo notifica a Sanidad para que sean ellos los que automáticamente se pongan a rastrear a sus contactos para aislarlos. Ingesa sólo asume los rastreos de los pacientes que requieren ingreso hospitalario. A Sanidad llegan también los casos que notifican las clínicas privadas y también asume sus rastreos. La coordinación funciona, pero de nuevo, si los casos notificados son 85 en 24 horas a repartirse entre más de 40 rastreadores, entre sanitarios, militares y entre 5 y 10 estudiantes de enfermería que van los fines de semana, es probable que a alguno se tarde días en contactar.

¿Y los toques de queda?

Una de las situaciones que quizás más malestar social está causando son las restricciones. Desde la media noche de este domingo, 8 de noviembre, para salir de Ceuta habrá que tener causa justificada. No se podrá estar en la calle entre las 10 de la noche y las 7 de la mañana. Y aunque aquí no se ha cerrado la hostelería, en la práctica, con el horario de las 10 de la noche se les está restringiendo su actividad a un solo turno, la mitad. Una reducción que se suma a las de aforo ya existentes. Dicho de otro modo, el sector (que no olvidemos representa uno de cada diez empleos del tejido empresarial en la ciudad) ha visto reducida su capacidad operativa a casi una cuarta parte de la que tenía antes de la pandemia y eso después de meses con la persiana echada. Sobrevivir parece un milagro en esas circunstancias.

Es sólo una restricción más de otras tantas que molestan a la ciudadanía que siente coartada su capacidad de vivir libre. Pero ¿servirán de algo estas nuevas restricciones? Una pista: En Cataluña cerraron la hostelería hace dos semanas, quizás aún es pronto dado el periodo de incubación para sacar conclusiones y habrá que estar muy atentos a sus datos de estos próximos 7 días, pero de momento allí los contagios han seguido creciendo.

Quizás sería más fácil que lamentarse y enfurecerse por las nuevas restricciones poner más atención y cuidado al desempeño de cada uno ante la nueva situación. A no cometer irresponsabilidades como ir con fiebre a trabajar o a una comida familiar o al propio bar. Al uso adecuado de mascarillas, al lavado de manos frecuente. Tal vez, si todos cumplimos con nuestra parte, simplemente ni sean necesarios los test de antígeno, ni cerrar la hostelería, ni restringir las salidas de Ceuta o seguir el ejemplo de Andalucía que este mismo domingo ha anunciado que confirna a todos sus municipios. La esperanza son los test de antígeno para atajar con mayor velocidad los nuevos casos y la posible expansión que puedan provocar, pero no servirán de nada sin la otra parte, sin la del buen obrar de cada uno de todos nosotros. Sin ti.

¿Por qué hemos perdido el control de la pandemia? Hay esperanza: los test de antígeno y tú


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