Fernando Barahona Pérez

No es la primera vez que el Faro de Ceuta, y más concretamente su directora, Carmen Echarri, nos da una auténtica lección de “periodismo”.

Sí, periodismo entre comillas. Obviando su completa falta de gusto en la redacción, el periodismo que representa tan solo busca llenar su diario de contenidos, aunque sea de una forma en la que el rigor y la profesionalidad brillen por su ausencia. Tal vez sea porque su horizonte se ve muy limitado cuando se pone a escribir frente a su ordenador con las orejeras puestas.

El artículo del pasado 20 de mayo firmado por la señora Echarri es una auténtica vergüenza. No hay nada peor para la credibilidad de un medio de comunicación que deslizar acusaciones veladas basándose en un bulo de las redes sociales. Eso es lo que hizo con la Comandancia General de Ceuta hace tan solo unos días, siguiendo las desinformaciones del colectivo “ciudadanos de uniforme”. La labor de un verdadero periodista es informar de una forma veraz y lo más objetiva posible. “Han metido la pata, han hecho el ridículo y al final han tenido que salir a decir la verdad (bueno, eso creemos)”, decía Echarri en su artículo. Una puñalada al periodismo que, además, puede provocar una alarma injustificada en las familias de los militares y en el resto de los ceutíes.

No vale todo, señora Echarri. La labor de un periodista es servir de presa de contención contra los bulos, pero usted los difunde y les pone un lazo de falsa veracidad. ¿La mitad de la IV Bandera contagiada? Estaríamos hablando de 250 contagiados. No acierto a creerme que tomara como cierto el bulo, por lo que solo veo mala fe en su artículo. La hipérbole, o exageración desmesurada, no es propia de un profesional de la información.

No se puede ser tan irresponsable. Una pena esta muestra de “periodismo”. Sí, de nuevo entre comillas.