El diputado, en una imagen de archivo.
- El Debate sobre el Estado de la Nación supone siempre uno de los momentos culminantes de nuestro sistema parlamentario por lo que tiene de exposición e intercambio de ideas, de balance y de posicionamiento hacia el futuro, de constatación del momentum político y de previsiones a corto y a medio plazo, de liderazgo en la Mayoría y también en la Oposición.

Por su trascendencia me gustaría utilizar el discurso pronunciado por el Presidente del Gobierno en ese Debate para reflexionar sobre la situación real de nuestro país a través de las siguientes líneas.

En primer lugar fue un discurso lleno de realismo, en el que se realizó un exhaustivo repaso de los difíciles vericuetos por los que ha atravesado nuestra economía a lo largo de esta primera mitad de legislatura. Frente a discursos apocalípticos o visiones tendenciosas de la realidad, Mariano Rajoy apostó por enumerar una serie de datos objetivos difícilmente refutables.

Hace apenas dos años España era un país cuya economía se encontraba al borde del abismo, tal y como subrayaban las principales instituciones internacionales y nacionales y prestigiosos analistas más allá de toda ideología. El descontrol del déficit presupuestario, el derrumbamiento de nuestras principales magnitudes macroeconómicas y la desconfianza generalizada suponían el riesgo de una intervención. Titulares periodísticos como "España cerca del abismo", "España se ha convertido en la gran preocupación de Europa", "La deuda ahoga a España"... muestran el estado de la cuestión en esos momentos.

Hoy la situación ha cambiado de manera significativa. Esas mismas instituciones y analistas indican que España ha recuperado la fiabilidad internacional. Las previsiones de crecimiento para 2014 y 2015 son del 1 y del 1,5 por ciento respectivamente; y se está en camino de cerrar un saldo positivo en las balanzas por cuenta corriente y de capital. Todo ello va a suponer que a finales de este mismo año se producirá la tan deseada creación de empleo neto, tanto en términos de contabilidad nacional como en la Encuesta de Población Activa.

Un segundo calificativo para su intervención es el de esperanzadora. Porque el Presidente expuso un extenso conjunto de medidas dirigidas a fomentar que el proceso de reactivación económica permita la generación de puestos de trabajo no sólo en el corto sino también en el medio y largo plazo. Entre dichas medidas destacan la implantación de una tarifa plana de cotización de cien euros durante los primeros 24 meses para contratos estables, al que se podrá acoger cualquier empresa con independencia de su tamaño; la próxima puesta en marcha del Portal Único de Empleo; o la contratación de mil jóvenes licenciados de grado superior de formación profesional para realizar tareas de investigación y desarrollo.

En el plano fiscal el compromiso es que los trabajadores que ganen menos de 12.000 euros al año no pagarán el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas a partir del 1 de enero de 2015. Además, se mejorarán las deducciones fiscales para las familias, al elevarse los mínimos personales por hijos y por ascendiente, lo que supondrá un "alivio" de la carga fiscal para 12 millones de contribuyentes. En cuanto a las empresas se prevé la próxima aprobación de un conjunto de leyes de fomento de la financiación con mayores garantías, con una modificación de la legislación de capital riesgo y de la normativa concursal.

Y, además, se ha tratado un discurso motivador. Hay un cambio de tendencia y este cambio ha sido posible gracias a un formidable esfuerzo colectivo realizado por la sociedad española. Es de justicia, por tanto, atribuir este triunfo a todos los españoles; y también es de justicia que esta recuperación económica sea percibida por los ciudadanos en su vida cotidiana lo antes posible.

Estamos dejando atrás la sombra del rescate y de la recesión para dirigirnos hacia una nueva etapa de empleo, crecimiento y dinamismo. Y esos resultados llegarán próximamente a ser palpables por las economías domésticas. Ya no hablamos de previsiones sino de resultados: la continuada caída del empleo ha sido frenada; los precios se han contenido; la balanza de pagos arroja un saldo positivo; y la disminución de intereses de la deuda nos permite ahorrar 8.800 millones de euros que podrán dedicarse a la generación de empleo y al fomento de prestaciones sociales.

Los resultados empiezan a ser tangibles. Estamos en la senda correcta. Con el esfuerzo de todos se ha recorrido un camino largo y difícil. Se ha hecho mucho pero aún resta por hacer. Conforme a lo planteado en el programa electoral del Partido Popular y al compromiso explícitamente establecido por Mariano Rajoy, vamos a realizar un esfuerzo para fomentar la creación de empleo. Tengo la constancia de que el Gobierno no se dará por satisfecho ni descansará hasta que la peor cara de la crisis, el paro, disminuya con mayor intensidad. Y, precisamente por ello, dicha generación de empleo va a vertebrar durante los próximos meses un notable conjunto de medidas a adoptar: para que cada décima de crecimiento de la economía española se traduzca en nuevos puestos de trabajo.