Vallas coronadas por alambre de espino y cuchillas, personas devueltas al otro lado de la frontera sin contemplaciones ni engorrosos trámites legales, migrantes trasladados en camiones muy lejos de la frontera, alejando el problema a sabiendas de que volverá por su propio pie… Estampas que han horrorizado a medio mundo en esta segunda década del siglo XXI pero que son cotidianas desde hace una década en Ceuta y Melilla. Tanto es así que es el modelo a seguir por la Unión Europea. Así lo admite la propia Comisión África-Frontex y así lo destaca, muy a su pesar, el último informe de SOS Racismo que advierte de la “externalización” de la gestión de los movimientos migratorios en las fronteras de Ceuta y Melilla

“Esta política de externalización de fronteras además, es un hecho que se confirma institucionalmente en el reciente «Informe Conjunto de la Comunidad, correspondiente a 2015» en el que se afirma que la ruta del oeste africano a Canarias está bloqueada gracias a los esfuerzos conjuntos de España, Senegal, Marruecos y Mauritania”, señala el informe en el que también se destaca la importancia de los acuerdos de readmisión entre Marruecos y España, el aumento de las unidades de las fuerzas marroquíes destinadas a controlar la migración y, en el caso de Ceuta y Melilla, los efectivos destinados a proteger las vallas y el desmantelamiento de los campamentos de migrantes en la cercanía de dichas ciudades.

Un informe de la Unión Europea que alaba la coordinación y complicidad a ambos lados de la valla pero que obvia la parte más incómoda: ¿qué sucede con los migrantes detenidos en Marruecos? “No se mencionan las violaciones de derechos humanos de Marruecos, ni las numerosas muertes de migrantes, muchas de ellas en 2015, fruto de la acción directa de las fuerzas marroquíes. En aras de esa colaboración, Marruecos ha cavado una fosa y construido una tercera valla en las áreas más «calientes» del perímetro fronterizo de Ceuta y Melilla para impedir el acercamiento a las mismas. Del mismo modo, Marruecos ha puesto en marcha las obras para blindar la frontera con Argelia, que permanece cerrada desde 1994, construyendo una valla de 150 km. de los que lleva construido unos 70”.

“Tras el balance recogido de lo ocurrido en la Frontera Sur del estado español en 2015, creemos que la impunidad en torno a las políticas migratorias de gestión de las fronteras del estado español y de UE debe cesar, aunque los hechos, lamentablemente, apuntan en sentido contrario”.

Un modelo de “externalización” que tampoco da resultados precisamente excelentes. En el CETI de Ceuta se inscribieron 2.255 y en el de Melilla, 8.927. Se trata de la cifra más alta desde 2008 y con respecto a 2014 se ha producido un incremento del 33,8 por ciento, señalan.