mascarilla
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Por Miguel A.P.

Parece que estuviésemos confundiendo el motivo por el que tenemos que llevar la mascarilla puesta y cuando la tenemos que llevar.

El llevar la mascarilla no es una moda. Me explico, hay muchas personas que van a las cafeterías y bares, por poner un ejemplo, que no conviven en la misma casa, y una vez que llegan a la mesa se sientan en las sillas y se quitan las mascarillas y comienzan a hacer una vida totalmente normal. Juntan las caras para enseñarse fotos y vídeos del móvil, hablan acaloradamente, se ríen a carcajadas, se pasean entre las mesas sin la mascarilla para ir al servicio, etc. La distancia de seguridad les es imposible de cumplirla porque no hay espacio material.

En el caso de que una persona de los que están en las mesas estuviese contagiada de la covid-19, lo más seguro que contagiaría a las demás. Estas personas una vez que terminan sus desayunos, sus cervecitas con sus tapitas o lo que sea que hayan tomado, eso da igual, se ponen las mascarillas y se van cada uno a su casa, trabajo, etc. ¿Vale entonces el uso de la mascarilla? En este caso no mucho, pues que tres, cuatro, cinco...personas que no viven en la misma casa estén en una mesa de una cafetería, bar...y se junten sin cumplir ninguna medida de seguridad no creo que les haya servido de mucho llevar la mascarilla puesta por la calle. Ya se sabe que, comiendo, bebiendo, hablando y a una distancia tan corta es difícil de guardar medidas de seguridad, ahí está el problema de que se junten para esos menesteres personas que no viven en la misma vivienda.

También nos encontramos con otros casos parecidos, personas que van a casas de familiares, amigos...y van por la calle con la mascarilla puesta, e incluso no son pocos los que las llevan puesta yendo solo en el coche y luego al llegar a la casa del familiar, amigo...se quitan la mascarilla y rompen todas las medidas de seguridad habidas y por haber para no contagiarse de la covid-19. Entonces, pregunto otra vez: ¿De qué les vale ponerse la mascarilla por el centro de la ciudad si cuando llegan a casa de un familiar, amigo, o lo que sea, se la quitan y dejan de cumplir todas las normas, incluso se dan besos y abrazos? Posiblemente no sirva de nada o sirva de poco.

Este virus, covid-19, no entiende de hermanos, primos, padres, amigos, etc. Tampoco entiende de “clases” sociales ni de razas, aunque sí que es verdad que como siempre las personas más vulnerables se llevan la peor parte. Lo único que parece entender este virus es que si te acercas a una persona más de la cuenta y tiene la covid-19 te lo puede pegar. Esto es lo que está ocurriendo y no se puede negar.

Estamos confundiendo los términos, entre otra de las cosas, porque pensamos que no nos va a “tocar” a nosotros, que lo de la covid-19 no es cosa nuestra, es cosa del vecino, del otro y del otro que es muy descuidado y hace las cosas muy mal. Nosotros lo hacemos bien, nos ponemos la mascarilla en la calle, aunque estemos a 10 metros de distancia de otras personas, para que así no nos vayan a denunciar y nos sancionen con 100 euros. Eso en el caso de que no recuramos la denuncia y nos den la razón, y al final no paguemos nada.

No creo que esto vaya de multas, es más, el Real Decreto que sacó el Gobierno viene a decir que en la calle si podemos guardar la distancia de seguridad de dos metros con las demás personas no es necesario llevar la mascarilla. Luego llegaron las Ciudades Autónomas y la mayoría de las Comunidades y sacaron una pantomima que viene a decir que, aunque estés solo en la calle y no haya nadie a un kilómetro tuyo o más tienes que tener la mascarilla puesta. Bien podían mirar con más eficacia otras muchas cosas que pueden traer bastantes contagios, como, por ejemplo, el botellón o que se cumplan en todas las cafeterías (la mayoría lo cumplen) la distancia de seguridad entre las mesas, etc.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), Fernando Simón (director del Centro de Coordinación y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad) y multitud de políticos y de consejeros de Sanidad de toda España no hace tanto desaconsejaron el uso de la mascarilla para la población en general, solo la aconsejaban para la población enferma, sanitarios y poco más. Incluso algún miembro de la policía nacional fue sancionado por llevar una mascarilla que se había comprado con su dinero, ya que en plena pandemia hubo momentos que no tenían mascarillas para ponerse. También, según el Sindicato Unificado de la Guardia Civil, les llegaron a decir a algunos guardias civiles que no llevasen mascarillas que ellos mismos se habían comprado, porque podían crear “alarma social”.

Ahora ya no sabemos si ha cambio la forma de contagio de la covid-19 o los que han cambiado son los políticos. Apuesto que habrán cambiado los políticos, los cuales antes desaconsejaban el uso de la mascarilla y ahora quieren que nos la pongamos, aunque estemos solo en la calle. Menudos pamplinas que están hecho algunos.

El caso es que gracias a la clase política tan pésima que tenemos, hablo en general, más o menos todos buscan lo mismo, mucho protagonismo y un buen sueldo a final de mes, aunque excepciones haberla las hay, y también hay que añadir la irresponsabilidad de buena parte de la ciudadanía, nuestros mayores se siguen llevando la peor parte y siguen muriéndose como consecuencia de este virus. Para colmo ahora vuelven a estar confinados en la mayoría de las Residencia y no pueden ni recibir la visita de sus familiares.

Lo mejor que podemos hacer con toda la información que nos dan algunos pamplinas, incluyendo todo lo relacionado con el uso la mascarilla, es utilizar el sentido común y la máxima responsabilidad para no ponernos en peligro ni poner a los demás. Lo mejor tener criterio propio y ser muy responsables por el bien de todos.

Para terminar, no está mal recordar que el uso de la mascarilla de forma continuada, según dicen muchos médicos que saben del tema, no es que sea muy aconsejable para la salud y mucho menos cuando se tienen patologías.