El trámite de cambiar el Presupuesto de la Ciudad para dividir de nuevo las cuentas asignadas a lo que iba a ser la nueva estructura del sector público periférico en forma de Servicios Regionales, esquema abortado antes de nacer, ha permitido al Pleno mantener un debate paralelo económico este miércoles. Lo ha agitado el diputado localista Juan Luis Aróstegui, que primero ha reprochado al PP haber utilizado ese expediente, respaldado por Caballas en su compromiso de "no perder ni un empleo", para introducir otras variantes como la disolución de la GIUCE, finalmente postergada.

Caballas ha aprovechado el quite para argumentar que, ya puestos, lo mejor hubiera sido, ya que se cambiaban los números del Presupuesto, dotar los gastos que "sin consignación presupuestaria y a pesar del compromiso del Gobierno y de que así lo exige la Ley, vuelven a amontonarse en los cajones de la Ciudad Autónoma".

Durante años, en la era de Márquez en la Consejería de Hacienda, antes y después, se ha oído al Ejecutivo ceutí decir, ejercicio tras ejercicio, que cerraba sus cuentas en verde. Pasado el tiempo, cuando el Estado abrió la mano para pagar deudas atrasadas con proveedores, el Gobierno de Vivas puso sobre la mesa más de 80 millones de mora de ese tipo.

"Entonces nos dijeron que nunca más, que no iba a volver a pasar, pero sigue sucediendo a pesar de que la Ley lo prohibe expresamente más allá de sus promesas", ha denunciado Aróstegui, que tras escuchar a los Populares acusarle de mentir, de decir cosas "sin pruebas, como acostumbra", ha pedido al interventor, José María Caminero, que hablase. "Señor interventor, ¿es cierto que hay facturas sin consignación presupuestaria?", ha preguntado en voz alta. "Sí", ha contestado escueto el técnico.

Hasta entonces, tanto Vivas como Román han repetido los argumentos que ya ha utilizado anteriormente Yolanda Bel: no hay facturas sin consignación sino otro concepto técnico menos grave, el de recibos que se pagan tarde. A fecha de hoy, según el Gobierno ceutí, paga con unos 60 días de retraso los grandes gastos ordinarios (luz, teléfono...) y de ahí viene el desfase, millonario pero en cualquier caso "inferior" al superávit que ya se augura también al cierre contable de 2013.

No obstante, el presidente y la consejera han repetido que la situación económica y financiera de la Ciudad es mucho mejor que antes de rubricar el Plan de Ajuste, han destacado que camina hacia una deuda viva equivalente al 90% de sus ingresos y han puesto de relieve que la Administración local sigue siendo "solvente" ante los bancos.

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