“El barco empezó a escorarse a babor y Aziz salió corriendo, cogió una boya y se lanzó al agua”


“El barco empezó a escorarse a babor y Aziz salió corriendo, cogió una boya y se lanzó al agua”

- Patrón y buzo con muchos años de experiencia, Francisco José Foncubierta arrojó un traje de neopreno a su compañero, desaparecido en medio del Estrecho desde la madrugada del viernes, pero no volvió a verle más

- El 'Hermanos Otero' se fue al fondo en apenas cinco minutos por razones desconocidas cuando transportaba cinco toneladas de melva a la lonja de Algeciras

Francisco José Foncubierta y Aziz El Maimouni partieron el pasado jueves desde la zona de El Chorrillo a las 18.00 horas para descargar en la lonja del puerto algecireño. Cuando llevaban aproximadamente una hora navegando, el primero se dio cuenta de que la embarcación “se escoraba hacia la banda de babor”, por lo que, con la intención de corregir esa deriva, desplazó la pluma de la grúa hacia estribor.

Aunque hacía nada que habían echado el último vistazo, el patrón pidió a El Maimouni que volviese a mirar cómo estaba la bodega. En ese momento, el pescador comenzó a gritar “¡llama, llama!”. Acto seguido, con una camiseta y unas bermudas como vestimenta, “salió corriendo, cogió una boya y se lanzó al agua”.

Patrón y buzo con muchos años de experiencia y gran prestigio profesional, Foncubierta no deja de torturarse por lo que pasó la madrugada del viernes en medio del Estrecho cuando el ‘Hermanos Otero’, el barco auxiliar de pesca en el que se dirigía a Algeciras con cuatro o cinco toneladas de melva canutera de una de las almadrabas de la bahía sur junto a su compañero Aziz El Maimouni, se fue al fondo de repente y en un abrir y cerrar de ojos.

Sus patronos de ‘Fraimartin’, la empresa para la que trabaja desde 2011, los pescadores que le rodean, todos intentan convencerle de que no pudo hacer más. De que podía haber corrido la misma mala suerte que su compañero, desaparecido desde hace ya más de 48 horas.

El patrón recuerda que le lanzó por la borda un traje de neopreno, “lo primero que encontré a mano”, por si pudiera cogerlo pese a que el barco todavía seguía avanzando, ya que el motor todavía no había dejado de funcionar.

Desde que empezó a escorarse el barco (matriculado en 1991, no demasiado viejo y con todas las revisiones pasadas) hasta que naufragó hundiéndose por la popa por razones desconocidas apenas pasaron “cinco o diez minutos”. A Foncuberta apenas le dio tiempo a llamar al armador Rafael Ariza para alertarle de que se hundía y a activar el botón DSC de la emisora VHF para alertar de su posición y de su situación de emergencia.

Después se lanzó también al agua y consiguió alcanzar una de las tinas que llevaba el barco con pescado, a la que se agarró hasta que fue rescatado. “No vi a Aziz en ningún momento desde que se lanzó al agua con la boya, ni siquiera cuando le lancé el traje de neopreno”, recuerda el marinero, al que el remolcador de Salvamento Marítimo ‘María Zambrano’ tardó “alrededor de una hora” en rescatar, según cree recordar sobre un espacio de tiempo que se le hizo “eterno”.

Nada más ser alcanzado por los servicios de emergencia les guió hacia la zona en la que creía que podía estar Aziz, aunque solamente pudieron encontrar la boya con la que se había echado al agua en una tarde-noche con marejada fuerza 4, el agua con una temperatura de 17 grados y buena visibilidad. Después fue trasladado hasta Algeciras, donde fue atendido en el Hospital Punta Europa por los síntomas de nerviosismo e hipotermia que presentaba.

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