Muchas han sido las valoraciones extraídas de unos resultados que ratificaron la hegemonía de un Partido Popular liderado por quien representa valores tan apreciados por la ciudadanía como la cercanía, la concordia, el consenso y la fraternidad en total contraposición con quien representa la etapa más oscura de nuestro pasado político, el “gurú” del progresismo. No obstante, ahí están las hemerotecas para demostrar la realidad de unas intervenciones plenarias caracterizadas por la ausencia total de respeto y cortesía parlamentaria a pesar, de que dicho comportamiento esta penalizado en el Reglamento de la Asamblea de la Ciudad de Ceuta.
Un Reglamento vigente desde el día 1 de enero de 2.005, que otorga al Presidente de la misma la potestad de velar por el mantenimiento de la disciplina, el orden y la cortesía parlamentaria en el recinto del Salón de Plenos y en todas las dependencias del Palacio de la Asamblea. Un Presidente que tiene la obligación de llamar al orden a cualquier orador que profiera palabras o vierta conceptos ofensivos al decoro de dicha institución, produzca interrupciones o pretenda hacer uso de la palabra sin que le haya sido concedida o una vez que le haya sido retirada.
Los ceutíes depositamos mayoritariamente nuestra confianza en el candidato popular, entre otras muchas cuestiones, por las cualidades que atesora; cercanía al ciudadano, lealtad institucional, capacidad de dialogo, honorabilidad, cordialidad y cortesía parlamentaria en clara contraposición con quien ha protagonizado los hechos más deplorables de nuestra historia democrática. En definitiva, los ciudadanos exigimos firmeza en la aplicación del Reglamento de la Asamblea de la Ciudad de Ceuta ante cualquier muestra de irreverencia proveniente de nuestros representantes políticos. Sr. Presidente, aplique el Reglamento.