- Se palpa y se vive a diario. El Miedo es la base, el combustible y el mejor valedor de un sistema regresivo y autoritario.

Con miedo, todo es más fácil: despidos libres y baratos, recortes sociales y marcha atrás en los derechos civiles. La palabra Crisis lo puede todo y el aludido Miedo es la llave que abre las puertas del genocidio social. Bienvenidos, pues, a un mundo en el que todo está por rehacer, una vez más… aunque todo indica que en esta ocasión nos tocará resurgir desde las catacumbas. Está claro, nos queda casi todo el camino por recorrer…

Curiosidades de la vida: escándalo e indignación generalizados con las cargas policiales pero nadie cuestiona la autoridad política de la que emanan las órdenes de “despejar las zonas”. Un miembro de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado nos aseguraba, sotto voce, que “cuando te ordenan ‘limpiar un área’, tú obedeces a lo que te mandan y punto… como todo el mundo”. Después –aseguraba- si algo sale mal con abrir una investigación se soluciona todo… Eso pasa –concluía el agente- por “colocar en despachos oficiales a personajillos de dudosa capacidad”. Pues eso, que más allá de las fotos en Twitter, nada o casi.

Misma actitud para la corrupción en los partidos políticos; los casos Gürtel, ERE andaluces o Palau (por poner sólo tres ejemplos recientes) despiertan, en la mejor de las ocasiones, la momentánea ira popular para, al final, quedarse en el eterno “Todos son iguales”, sin más análisis y/o acción. Las urnas lo corroboran. Penoso.

Otro globo sonda más de esta legislatura: los extranjeros que compren una vivienda de más de 160.000 euros obtendrán la residencia. Cada vez está más claro: tanto tienes, tanta residencia te corresponde… Visto lo visto, ¿quizás sean estos los tan traídos y llevados brotes verdes? Para el Presidente, la prioridad está clara: dar salida al stock de viviendas que lastran a los bancos. Cada uno interpreta su rol, exigencias del guión, me dicen. Sin embargo, experiencias parecidas no han logrado dar fruto ni en Portugal ni en Irlanda y los rusos ya compran a mansalva a precio de ganga. Entonces, ¿qué se está buscando de verdad? ¿Quizás la entrada de capitales, procedan de donde procedan, cuyo pasaporte sea una vivienda de 4 dormitorios por eso de disimular? Vaya usted a saber…

Según Cruz Roja Española, a raíz de la crisis, la cifra de población menor de edad en situación de pobreza alcanza ya el 26%, el valor más alto desde 2004. Hay números que no necesitan ser analizados… si bien, y visto lo visto, “largo me lo fiáis, Amigo Sancho”.

Al hilo de esto, el Día Internacional de los Derechos de la Infancia está empapado de hipocresía. ¿Alguien ha dejado de comprar, aunque sólo sea durante 24 horas, prendas de esas multinacionales de todos conocidas que utilizan a niños esclavos para la elaboración de sus productos? No conteste, no hace falta. De los niños soldados equipados con armas europeas hablamos otro día, ¿verdad?

Hemos llegado a la cuadratura del círculo. Faltan profesores (nunca sobran alumn@s) y sube espectacularmente la ratio de estudiantes por aula. En un ejercicio puramente Wertiano, desde el Ministerio de Educación se señala -sin rubor alguno, por cierto- que esta circunstancia no afecta a la calidad educativa… Y mientras tanto, todos a seguir pensando en lo bien que viven los docentes con sus dos meses de vacaciones… Simplista. Lamentable. Falso.

Hace una semana, la portada del casi bicentenario The Economist ya lo apuntaba: la agencia de calificación Moody’s ha retirado la “Triple A” a Francia; consecuencia: tendrán que pagar más por su deuda, al igual que España. Conclusión: ¿si se atreven con Francia, qué no harán con los demás? Otra vez el miedo presidiéndolo todo.

Segunda lectura: a este paso, el “Eje París-Berlín” se arriesga a convertirse en el “Eje Franckfurt-Berlín”.

Tercera lectura: buenos tiempos para los nacionalismos y la estupidez. Así se inician todos los grandes dramas, con burdas manipulaciones que sólo son aclaradas 50 años más tarde. Definitivamente, no aprendemos.

Más crisis, más cortina de humo. El Presidente, con unos datos económicos terroríficos, un país prácticamente enfrentado a la miseria y una desconfianza hacia la clase política que debía haber encendido todas las alarmas, parece preferir la larga distancia para eludir lo evidente y afirma, sin pestañear, que Europa saldrá de la crisis en 2013. ¿Por qué me recuerda a Zapatero cuando decía eso de “¿crisis, qué crisis?”?

Sin embargo, ese mismo Presidente Rajoy parece haber dicho “basta” al Presidente del Consejo Europeo, el también popular Van Rompuy. Rajoy, que tampoco navega en aguas muy alejadas a las del belga, sabe perfectamente que hemos llegado al límite de la posibilidad de recortes y que seguir apretando podría hacer que la situación fuese incontrolable por pura desesperación de todos los ciudadanos… Para más tijeretazos haría falta que se llevase a cabo el Rescate, en cuyo caso, el nombre del inquilino de la Moncloa sería lo de menos porque nos gobernaría la llamada Troika (Unión Europea, FMI y Banco Central Europeo); los “Hombres de negro” (Ministro Montoro dixit) serían entonces los encargados de dirigir un tinglado que pagaría, costase lo que costase y antes que nada, la deuda pendiente y claro, adivinen a costa de quién… fácil acertijo.

Por su parte, el Presidente de la Comisión Europea, el portugués Durao Barroso, ha sido bastante más radical. El luso no ha dudado en situarse Al Sur del Edén para criticar lo evidente: los Estados miembros no dudan en rescatar a los bancos y sin embargo están dispuestos a recortar las ayudas europeas a los más desfavorecidos. ¿Y ahora, qué? ¿Guerras internas en el seno del conservadurismo europeo? ¿Quizás deberíamos considerar la posibilidad de apartar a Durao Barroso de toda la miseria política que nos envuelve? Y es que escuchar a un chico de los recados defender a los de abajo no deja de asombrarme.

Mi mañica favorita vuelve a meter el dedo en la llaga al asegurar que “no hay más ciego que el que no quiere ver, y contemplar cómo los que mandan cuidan de los señores del dinero, mientras nos machacan de forma inmisericorde, es la pura prueba de lo que está ocurriendo aquí” y precisa que “quejarse ya no vale: hay que presentar alternativas para que las cosas cambien y decirles, de forma rotunda, que ya está bien de tanta dictadura económica encubierta”.

Visto lo visto, parece que sólo nos quedan dos alternativas: meter la cabeza debajo del ala o levantarla para dejar que se nos oiga decir fuerte y claro, que ya está bien. Otra cosa es que a usted le pueda el miedo y todavía tenga capacidad de aguante. El cilicio debe ser así, a poco que insistan… te acaba gustando.