Ceuta despidió ayer con dolor a una de sus hijas más relevantes, a una personalidad irrepetible dentro del panorama político local, que logró superar incluso los límites de estos escasos kilometros de tierra norteafrica para llevar el nombre de Ceuta por toda España. Carmen Cerdeira nos dejó tras una grave enfermedad, larga y penosa, como todas las de este tipo, pero en cuya convalecencia no dio muestras públicas de pesadumbre o invitaciones a la conmisericordia. Como en todas las facetas de su vida, Carmen aquí se mostró como una luchadora más. Lucha que ejerció durante años en la política, siempre unida a las siglas del PSOE, impresas con fuego en la sangre de los Cerdeira, de los pocos que han estado ahí siempre, incluso en los momentos aciagos. A Carmen prácticamente tan sólo le faltó ser ministra, porque estuvo ejerciendo todo tipo de cargos. Entre ellos y de forma recordada el de delegada del Gobierno de su Ceuta natal. Un puesto difícil y complicado, como demuestran las continuas polémicas que han rodeado a sus sucesores en el sillón de la Plaza de los Reyes, sean del color político que sean. Difícilmente encontrará a alguien que, incluso pasados estos primeros días de dolor y loas obligadas ante el triste fallecimiento, hable mal de la labor de Carmen en la Delegación.