Epopeya opinante

Verás Juan, en este batiburrillo en el que se han convertido los medios de comunicación, se está gestando una epopeya basada en fagocitar al contrario con los recursos que sean, más zafios cuanto menos pulidos o sólidos son dichos recursos; y en esa singladura por quererse traer la VERDAD (que no es más que una mentira dignificada por el colectivo más amplio y/o poderoso de la sociedad donde se desarrolla la batalla mediática) a la mismísima vera. Por cierto Juan, llevas ya un buen rato preparando el bloody, parece que se te están esfumando las facultades ¡leche! dale ya que tengo seco el gaznate. Bueno, como te iba diciendo, en esta singladura se confunden tirios y troyanos, o churras con merinas que para de quienes te voy a hablar pega mucho mejor, y se cuelan por la rendija de lo periodístico personajes con presunta formación literaria que son los opinantes. Sí, cierto es que los hay, vamos que existe un pequeño grupo de ellos, reducidos al espacio de la columna de opinión que define su periódico, incluso al minutaje radiofónico o de las ondas catódicas, que hacen del oficio un regalo para vista u oído; pero, no nos engañemos, suelen trabajar para medios de ‘alcurnia’ y no se ven embarrados en el critiqueo barato, en la zafiedad de la disputa por las migajas de poderes (casi siempre corruptos) a los que dejan en paz distrayendo al personal con patochadas diversas.

Dignidad y sarcasmo; caso Aminattou

Verás Juan, ponme un bloody que te voy a contar una cosa, pero tu tranquilo, es una elucubración (dirán algunos) que refleja el lado más miserable de los estados llamados democráticos y que, por si no te has dado cuenta, te salpicará más tarde o más temprano. Dirás que qué te importa a ti el caso de Aminattou Haidar, la saharahui que -con un par- está de huelga de hambre por su pueblo. Pues mucho Juan, mucho.

Refanfinflar

¿Cómo te comes eso, Juan? No era el regente ceutí un hombre equilibrado, equitativo y otras equidades y equi-tales (incluida la equina) que le hacían hombre moderado y de respeto público; pues ¡¡¡toma!!! una de sarcasmo político que arrecia cuando aparece una vía de agua en el buque, demostrando que aquello de que el capitán es el último en saltar es sólo una entelequia (el capitán de la Asamblea, como las ratas de los barcos, se las pira a la ‘remanguillé’ junto con los roedores). Ponme un bloody mary que más te vale.

Ponme un Bloody Mary... leche!!!

Estáis que lo tiráis Juan, Valencia, Madrid y ahora se suma al ‘eje prehistórico’ de la política para y por mis co…, esta bella tierra marinera sin marinos ni pescadores. Bueno, lo del pito gordito se veía venir, era vox populi… lo siento Juan pero cantaba a distancia, no había movimiento del ‘emblemático’ (jejeje) patriarca ex fascista, ex cura, ex medrador, y ahora ex ordeno y mando que no implicase contrapartida o, de lo contrario, vilipendio de los que no pagaban.

Bloody, espacio saludable

Mientras miraba por la ventana del hospital la bocana del puerto, con su trasegar de naves que desplazan pasaje atiborrado del norte rico al paupérrimo sur, relajado Juan porque Raquel me había traído el portátil y así poder mitigar la ansiedad que me invade en los recintos hospitalarios; en ese momento Juan (que hoy tendrás que cambiar el jugoso líquido de ambrosía por un triste y solitario zumo de tomate, dada mi convalecencia) pasó también por mi mente la odisea de tener que verse forzado a hospitalizarse en Ceuta. Integrase, de golpe y porrazo, con la panoplia de debilidades que abordan al que se pone enfermo, en la realidad pura y dura del ‘tercer mundo’.

‘Cortijada’

Vaya Juan, esta vez sí que han puesto lo que podía decirse ‘todo el morro en el asador’. Iba a decir que lo lamento porque son los tuyos, pero la osadía me ha parecido tan extrema que, inicialmente, creía que se trataba de una broma. Juan mira con su habitual ‘soslayo’ intuyendo que lo que va a escuchar no es de su agrado, y se refugia en el lugar donde pone los bloody mary.

Mala reputación

Palabra Juan, lo mío es pura mala reputación, producto de no coincidir con una mayoría que a mi -parece- tiene poco qué decirme o, quizás, no sea tal mayoría ni su discurso tan válido, pero que manejan ese poder que afecta al común social imponiendo sus criterios. Ya sé Juan, no mires de esa forma, al fin y al cabo lo que estoy es utilizando la barra de tu bar para descargar tensiones y ponerte las orejas gordas con este reprimido ardor guerrero de sublevación social.

Si yo tuviera una escoba

¡¡¡Manda huevos!!! Una ‘escoba de plata’ por limpiar “lo que limpia mi suegra”, que era la manera de identificar al servicio vago y cutre en algunas casas que tenía la madre de un compañero de instituto, y que no era otra cosa que la popular imagen de meter la porquería debajo de la alfombra para que pareciese inmaculado lo que en realidad era una porqueriza. Que de qué hablo Juan, pues del ridículo e injustificado premio (más bien dádiva, prebenda o acuse de recibo) que la ciudad recibió por su presunta limpieza y que tanto ha dado de qué hablar; sí, ya sé que tu estás contento, tu negocio se encuentra ubicado en uno de los viales centrales de la ciudad y, por ende, se limpia a menudo y se gasta una ‘pasta’ el Consistorio en ponerte florecitas en la puerta (para beneficio de algún que otro empresario floral amiguete y tragaldabas del Gobierno municipal), pero más de las tres cuartas partes de Ceuta se encuentra bajo la óptica de un aspecto tercermundista desde lo que a perspectiva de limpieza se trata.

Excusatio non petita...

Verás Juan, existe una locución latina que se recoge en Derecho que dice: ‘excusatio non petita, accusatio manifesta’, traducido del latín literalmente significa que excusa no pedida, acusación manifiesta; o más en el román paladín que identificaba Gonzalo de Berceo, quien se justifica sobremanera algo tiene que ocultar. Esto viene a coalición por el temita de la ‘Manzana del Revellín’. ¡Manda huevos! Juan. Ya sé que tu y yo no albergábamos el mismo parecer sobre el tema, pero tendrás que estar de acuerdo conmigo en que la cosa tiene mandanga.

Les han ‘pillao’ con el carrito del ‘helao’

Lo ves Juan, cuando a los políticos les pillan en un renuncio hacen uso de la palabrería y de argumentos falaces cuestión de Estado, que tape el desaguisado cometido y hecho público. Y es que al final a todos les arrolla el tren de aparato administrativo, prácticamente incontrolable.

Indigestiones

Juan es un profesional de la hostelería con negocio propio. Un interlocutor discreto y estable, que está ahí cuando necesitas soltar la perorata que no te van a dejar publicar en ningún medio de comunicación, y que destruye el mito de la libertad de expresión. Juan es, más o menos, de derechas; pero de una derecha dialogante y tan discreta como su propio estar en al local que regenta. Es, por así decirlo, de esa derecha no representada en la actualidad por los dirigente del partido casi único de la derecha española, porque -como le ocurre a Juan- los moderados están fuera del ámbito representado por los adalides de la moralidad patria, y que sufren aún la indigestión que les supuso que la ciudadanía española no se dejase engañar por su procacidad guerrera, su manipulación de hechos gravemente dolorosos y sus actitudes poco dialogantes.

A vueltas con el absurdo

Una de las características principales de los ejércitos es su movilidad, de otra manera no cabe concebir la operatividad del mismo. Así ha sido desde tiempos lejanos y a nadie se le ha ocurrido poner en duda dicha característica y, mucho menos, concebir revueltas ciudadanas contra ella. No obstante, Ceuta quiere ser ‘distinta’ y, en la suma de improperios que caracteriza la política del Partido Popular (PP) desde que perdiera por su propia política belicista los despachos de la Moncloa, hace por entrar en el absurdo de querer definir la estrategia militar del país.

¿Terrorismo informativo?

Hay medios de comunicación que hacen ‘terrorismo informativo’ sin el más mínimo escrúpulo; bien es cierto que la mayoría de los que actúan así denotan la falta de profesionalidad de su dirección, pero la incitación a la xenofobia, a la discriminación, al rancio racismo heredado en este país del franquismo, y prácticamente a la revuelta de la ciudadanía contra cualquier etnia, raza o religión que no sea el nacional catolicismo de la presunta pureza blanca nacional es, sin lugar a dudas, un acto terrorista tan dañino como una bomba, y genera muertes y situaciones de imposible convivencia.

En pelotas

Los informes que llegan de instituciones de la Unión son determinantes. Aquello que vienen avisando los analistas no suscritos al peculio de la Administración local, y que de cuya evidencia sólo pueden negar los de las orejeras cuadrúpedas, queda reflejado en dichos papeles: Ceuta, ciudad subvencionada y subvencionadora de dislates, no está preparada para abordar el futuro más inmediato.

Política pluscuamperfecta

“La política es el departamento ‘Espectáculos’ de la industria” decía Frank Zappa. Ya sé que la mayoría no sabe siquiera quién es, pero búsquenlo en los diccionarios más actuales en la sección musical; no obstante viene al pelo de múltiples reflexiones que sobre este antaño llamado ‘arte’ se tiene en la actualidad. De hecho, dicha consideración, perfectamente determinada por Debord, se alimenta con personas como Chomsky, que dicen que “el papel de los medios de comunicación en la política contemporáneo nos obliga a preguntar por el tipo de mundo y sociedad en la que queremos vivir, y qué modelo de democracia queremos para esta sociedad”.

¿Encuestas o te acuestas?

La irresponsabilidad social de los dirigentes de algunos colectivos, fundametalmente políticos (todo hay que reconocerlo), han hecho de lo que era una ciencia más o menos precisa -entregada al territorio de las encuestas-, una fanfarria sonora a favor de una presunta objetividad cargada de intereses particulares. El grupete dirigente de turno, arropado por siglas que representan a un colectivo, hace de su representatividad uso y abuso para beneficio de los primeros, y usa los irregulares porcentajes a favor de esos mismos intereses. De esta manera, por arte de biorli birloque, sale de la manga una encuesta que, sin recato, inventa resultados de corte grandilocuente.

La imposible independencia

La realidad de los medios se entrecruza con otra serie de realidades que destacan la subjetividad que marca todo un círculo social. Esa misma realidad, por muy reiterativa que parezca, condiciona otros derechos que se suponen entregados a la ciudadanía gracias al ‘avance democrático’ que hace una treintena de años esgrimían quienes creían que aquel golpe militar del 36 había tocado fondo, explicándolo con la prosopopeya de la libertad, pero obviando la sociedad de mercado.