- domingo 24 septiembre 2023
Julio Basurco Díaz
Escuché una vez que un análisis es mejor cuantos más elementos consigue distinguir. Me parece completamente cierto. Muchos conflictos y desacuerdos encontrarían solución si, con esfuerzo, lográsemos algo tan aparentemente sencillo como diferenciar el tema de discusión. No mezclar asuntos para no terminar hablando de mil cosas a la vez. Si todas las partes supiéramos de qué estamos discutiendo cuando discutimos, los debates serían infinitamente más productivos. Por desgracia, poco tienen que ver ideal y realidad. Aún así, trataré de dejar claras algunas cuestiones que me parecen fundamentales. Sobre todo, siendo ceutí.
El debate acerca de cómo tratar el crecimiento de las ideas de corte autoritario es una constante en el seno de las organizaciones democráticas y de los medios de comunicación. Existen voces que consideran que no se debe dar espacio a los portadores de odio; por otro lado, hay quienes creen que un problema no desaparece por ignorarlo y que lo verdaderamente responsable pasa por la pedagogía y la aportación de armas discursivas y contraargumentos: la realidad es la realidad y ni podemos ni debemos hacer que no existe.
Julio Basurco
Julio Basurco
Julio Basurco
Cuando, tras las elecciones de diciembre de 2015, Pedro Sánchez se presentó a una investidura para ser Presidente del Gobierno de la mano de Albert Rivera, Pablo Iglesias le dijo: "Cuídese de la naranja mecánica, señor Sánchez. Ha elegido usted un socio muy hábil que no dudará en entregarle al PP en cuanto tenga ocasión. Es el plan del IBEX 35, es el plan de algunas de las viejas glorias de su partido y le aseguro que, en esa segunda entrega, el plan no es que esté usted al frente de ese Gobierno".
Julio Basurco
Un documento de Presupuestos Generales del Estado no resulta sencillo de leer. Es lógico y normal que el ciudadano de a pie, sin formación económica ni experiencia, se pierda entre tantas cifras, tablas, datos y trampas que dificultan la tarea de interpretar política y socialmente las acciones previstas para cada una de las diferentes áreas necesitadas de inversión pública. Por tal motivo, la primera misión de cualquier portavoz del partido de Gobierno, una vez se presenta a la opinión pública un proyecto de Presupuestos, no debería ser otra que la de explicar, traducir al lenguaje común de los mortales un documento político bañado de tecnicismo ininteligible para la mayoría. Bajar a lo concreto y decirle a la gente, de la manera más cristalina posible, cuánto dinero se va a gastar y en qué se va a gastar.
Suele aparecer, en cada conversación acerca de las causas que durante cerca de dos décadas han propiciado sucesivas mayorías absolutas del Partido Popular en nuestra ciudad, un manido lugar común: “En Ceuta, la gente no vota al PP, sino a Juan Vivas”. Esta aseveración, tan simplista como (en mi opinión) falaz, tiene de su lado la fuerza irrebatible del perogrullo: un candidato bueno es mejor que uno malo.