Costumbres democráticas

Editorial


El historiador romano Plutarco atribuyó a Julio Cesar la famosa sentencia "la mujer del Cesar no sólo debe ser honesta, sino que además debe parecerlo". Una frase que durante los últimos 2.000 años ha sido ejemplo claro para referirse a la necesidad de los gobernantes a emparejar sus acciones y su imagen pública. Una máxima que debería aplicarse sin ninguna duda el Gobierno de Juan Vivas, que se enorgullece en cada ocasión de la que dispone de sus profundos valores democráticos, realidad que sus consejeros y viceconsejeros no hacen más que patear cual tozudas mulas cada vez que tienen ocasión. La última metedura de pata procede de uno de los más habituales, el consejero de Presidencia.

Si la sensatez y la coherencia fuesen el lema del Gobierno local, José Luis Morales no podría seguir ni un sólo día al frente de la Consejería de Presidencia. No sólo porque ocupe un cargo de consejero sin ser electo en las urnas, no sólo porque de esta forma está evadiendo el cumplimiento de la Justicia, que le condenó a la inhabilitación de sueldo y empleo por dos faltas muy graves, no sólo por estos motivos más que justificados, sino también porque ha cometido uno de los errores más graves de un alto cargo en Ceuta durante los últimos años, al amenazar a un político socialista y recordarle "quién es su jefe".

Morales ha conseguido lo imposible, poner de acuerdo a PSOE, CCOO, PSPC y la Junta de Personal de la Ciudad, todos a una. Parece una tarea hercúlea que debería ser recompensada sino fuera por lo grave de su origen. Pero no sólo eso, sino que hay que recordar que el principal partido de la oposición no acude desde hace meses a ningún acto oficial por un enfrentamiento directo con el consejero, un dato más que demuestra la unanimidad a la crítica a Morales, que pese a todos sigue contando con el apoyo unánime del presidente de la Ciudad y del presidente del PP.

Pero lo más grave no es la actitud de José Luis Morales, que seamos sinceros a casi nadie sorprende en una ciudad acostumbrada a presenciar sus continuos improperios más parecidos a los de tiempos pasados. Lo preocupante es que esta actitud se haya traspasado a otros miembros del Gobierno. Porque no se puede quedar uno más que estupefacto al escuchar a la portavoz Yolanda Bel sobre el expediente a Endesa que la Ciudad no se ha reunido con la empresa porque lo principal es sancionar y luego ya se pedirán explicaciones, en una omisión flagrante de la presunción de inocencia.

Actitudes y gestos antidemocráticos que por desgracia son cada día más comunes en un Gobierno que parece ha perdido por completo el rumbo para desgracia de todos los ceutíes, tanto los que le votaron como los que no, que sufren el planteamiento de un Ejecutivo más preocupado en vender sus obras de chapa y pìntura a una ciudad que desde hace mucho no carbura, en vez de arreglar el motor que poco a poco se apaga. Ya lo dijo el consejero, nadie va a descubrir ahora que Ceuta se ha convertido, por desgracia, en una ciudad subvencionada.