Nacional y local.
No alcanzo entender la facilidad de corrupción del ser humano.
El enorme tamaño de algunos estómagos que sólo ansían ser llenados, cual agujero negro, y que no cesan de emitir perjudiciales radiaciones traducidas en querer impregnar de repugnante bilis cuanto les rodea. El declive es tan mayúsculo que la corrupción está casi institucionalizada.
Normalizada.
A pocas personas escandaliza.
Y a quienes nos escandaliza, se nos tacha de tontos por lo menos.
O de creernos que vivimos en un mundo ideal, a pesar de que la realidad golpea a diario tan fuerte que no permite mucho margen a idealismos permanentes.
Y aún así, una no se cansa de insistir que ni todo el mundo es corrupto, ni todo el mundo ambiciona serlo, a pesar de saber perfectamente que la impunidad de los últimos años, de las últimas décadas de la corrupción en nuestro país y en nuestra ciudad se ha adueñado de aquellos que anteponen sus estómagos a todos y lejos de darles asco más bien no le hacen ascos a nada.
Igual que, más que probablemente, en el PP nacional todos sabían de los tejemanejes de Bárcenas, en Ceuta existen muchos secretos a voces de personas que cobran comisiones a cambio de conceder contratos, otras que callan o se tapan los ojos a cambio de algo, otras tantas que creen que el dinero puede comprar a cualquiera y un largo etcétera.
Y sin nombrar a nadie, se conoce de la existencia de la suciedad moral y de las cloacas que existen por mucho que intenten vestirlas con adornos, florituras y palabras bonitas.
Afortunadamente, en esta pequeña, dulce y marinera ciudad, TODOS/AS nos conocemos.
Y por suerte no todos somos así, otros todavía creemos en la bondad de las personas, en la capacidad de ayudarnos unos a otros sin interés alguno, sin necesidad de esperar nada a cambio, porque así nos educaron, porque seguimos creyendo en la gente, por esas personas sigo aquí, en la lucha diaria. Gracias por segui vosotros/as ahí.