- Los últimos días han servido para que los y las caras del Partido Popular se reunieran en Málaga a celebrar su cónclave, al que por supuesto desde nuestra ciudad también han acudido. Como moscas a la miel casi.

De pistoletazo de salida, las ansias por ver y escuchar a Aznar, en una de las intervenciones iniciales, eran patentes en muchísimos asistentes. De hecho, las imágenes retransmitidas mostraban cómo el aforo quedaba prácticamente vacío en los momentos posteriores. Esas ansias por escuchar a quien se encargó de manipular informaciones de cara a la sociedad, llevarnos a guerras en las que no queríamos participar y en definitiva, de sembrar odios y rencores durante muchos años, ponen de manifiesto el tipo de política que se pretende hacer desde ese partido en caso de ganar las elecciones.

Decía Arenas, que la crisis no desgasta a todos los políticos. Claro que no, porque a quien desgasta la crisis es a la ciudadanía de a pie. A quienes sin comerlo ni beberlo, se han visto inmersos en eso de la crisis en la que la complicidad entre los grandes partidos y los grandes bancos ha acabado por repercutir en la mayoría de españoles y españolas. Dice un viejo e ilustrativo dicho, que cuando los elefantes se pelean, la hierba es la que se resiente.

Mientras, en nuestra querida ciudad el paro ha vuelto a crecer siendo ya más de once mil las personas que buscan sin éxito, y lo que es peor, sin esperanza de encontrarlo, un puesto de trabajo. Personas cuyas ilusiones empiezan a desgastarse ante las dificultades de llegar a final de mes. El partido popular local, para remediarlo, opta por dar la espalda a la realidad y por recortar medidas sociales. En definitiva es su línea. Así nos encontramos con que no se da ningún tipo de solución al desempleo y ni siquiera se atienden las sugerencias que se realizan por parte del resto de la sociedad y del resto de formaciones políticas.

Por poner un ejemplo, durante el pasado ejercicio económico, sólo una empresa municipal, tenía presupuestados cerca de quinientos mil euros en publicidad. Añádanle el de las demás. Lo lógico y coherente habría sido reducirla a la mitad, y hacer lo mismo con lo del resto de sociedades municipales además de con el propio ayuntamiento. Ese dinero se podría destinar a aumentar las partidas sociales (alojamiento alternativo, ayudas de alimentos, bonobús para estudiantes, ingreso mínimo de inserción….), tan necesarias en estos tiempos de azote a las economías familiares.

Lamentablemente, el gobierno actual sólo utiliza la palabra austeridad como floritura para los preparados discursos y dista mucho de aplicarla en su propia gestión y de predicar con el ejemplo.