- Hoy, 20 de noviembre, es el Día Internacional de los Derechos de la Infancia, en este día señalado, conmemorar y sumarse a la lucha por la promoción social de los derechos de los niños y las niñas se exige necesario, ineludible y constante.

Desde el Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC), consideramos que las estrategias de intervención y los mecanismos de actuación han de fijarse desde la importancia y relevancia que concierne esta materia. Todos y todas y en especial los poderes públicos han de ser conscientes de que la infancia, es una etapa del ser humano, crucial y decisiva, a la vez que vulnerable y de especial fragilidad.

La infancia es primordial para desarrollar nuestro “ser social”, en ella se forja nuestra identidad, nuestro “yo”, nuestra forma de actuar con respecto a los demás, nuestra infancia es nuestro futuro. La infancia reivindica una reflexión y atención sincera y continuada. Las actuaciones, medidas e iniciativas deben de encuadrarse atendiendo a la necesidad específica de la infancia. Solo desde el conocimiento de la especificidad, las características y las particularidades de la infancia se puede mejorar la calidad y el bienestar de este tan significativo colectivo.

Por ello, a pesar de los avances y progresos, las estrategias de acción y promoción de los derechos de la infancia no pueden ni deben de contemplarse como meras acciones aisladas y fijadas únicamente a fechas concretas, sino como acciones establecidas desde la responsabilidad y la implicación activa global de toda la ciudadanía y agentes públicos nacionales e internacionales.

El camino de la reflexión, promoción y desarrollo de la protección de la infancia, es aún, un camino largo, un camino en el que todavía, se requiere necesario seguir andando. Pues a pesar de los logros, aún persisten las injusticias, las desigualdades y la desprotección infantil.

Es triste, insólito y desolador que millones y millones de niños y niñas vivan en la más absoluta pobreza. Que millones de niños y niñas mueran por causas como el hambre y la sed. Que millones de niños y niñas sean explotados y explotadas con trabajos laborales de jornadas interminables, sin remuneración. Que millones de niños y niñas se les despoje de la oportunidad de formarse e ir a las escuelas y que millones de infantes sean maltratados/as, vendido/as y asesinados/as.

Para allanar, este trágico y aún prolongado camino, de la promoción de los derechos de la infancia, anhelados, por todos y todas y, poder alcanzar la consecución de un mundo que logre que, todos los niños y todas las niñas, gocen y disfruten realmente de sus derechos, de su protección concreta y específica, de sus principios y de la serie de obligaciones que tenemos la ciudadanía, “el mundo” y los poderes públicos para ampararlos y salvaguardarlos. El trabajar, la unión, la cooperación y la colaboración con la que aunar compromisos globales es obligatorio, seguir luchando entre todos y todas es ineludible y promover y proteger a la infancia inexcusable.

Desde el MDyC nos gustaría recordar que es imperdonable e injustificable no fomentar la supremacía del interés del menor, ni amparar, ni salvaguardar a los niños y niñas del mañana. Los niños y las niñas, se merecen jurídica y moralmente una importancia real que impulse contenido efectivo en el que entre todos y todas, con la especial mención y el destacado interés de los poderes públicos, unifiquemos compromisos y responsabilidades con las que beneficiar a la infancia en particular y a la sociedad en general. “Luchar por el bienestar de la infancia es prioritario, no es solo combatir hoy, sino batallar todos los días”.