Cada vez es más parecida la gestión de los gobernantes del PP a la labor que realizan las termitas. Esos bichitos que se alimentan de la madera que roen hasta hacer peligrar cualquier construcción realizada de ese material.

El gobierno, local y nacional, no roe madera, no.

El gobierno, local y nacional, se ha dedicado a roer el estado del bienestar que tanto esfuerzo costó construir durante décadas para, ahora, hacerlo peligrar.

Cada viernes nos echamos a temblar a la espera de los recortes de lo recortado que se empeñan en seguir imponiéndonos quienes decían que jamás lo harían.

Así, se ha roído el sistema de educación pública que conocíamos dificultando cada vez más el acceso a la formación a los niños y niñas de familias con escasos recursos y dificultando la labor de miles de docentes que cada vez, cuentan con menos recursos; se reducen las becas; la educación compensatoria para el alumnado con dificultades va a ver su partida drásticamente disminuida en cerca de un 70%...

Se ha roído el sistema sanitario excluyendo de la cobertura pública medicamentos, pruebas e incluso el acceso a la sanidad pública…

Se han roído las prestaciones por desempleo, la deducción por inversión en vivienda, la paga extra de funcionarias y funcionarios…

Se está gobernando claramente en contra de las clases medias, de los ciudadanos y ciudadanas que, sin tener lujos, vivían dignamente y llegaban a fin de mes.

Y desde aquí, desde Ceuta, encima que vamos a la cola en muchas cosas, el gobierno les hace la ola: Que habrá menos dinero para becas, pese a que nuestro alumnado encabeza el ránking del fracaso escolar nacional, no pasa nada. Que se tarda en pagar a las personas que sólo les queda el plan prepara para subsistir y se reducen las prestaciones por desempleo, aunque tenemos más de 13.000 personas en paro, no pasa nada. Que no hay ni un euro para el convenio de inmigración, pese a ser totalmente necesario en una ciudad como la nuestra, tampoco. Que se reducen las ayudas por dependencia, igual. Que hay menos dinero para inversión, tampoco. Eso sí, nuestro Presidente confía en la “sensibilidad” del gobierno de la Nación para con nuestra ciudad, de hecho, cada vez que celebra una reunión a altas esferas se trae buenas percepciones y mejores vibraciones acerca de esa sensibilidad.

Me río yo de la sensibilidad que puedan tener las termitas. Me río por no llorar.

Y encima, no tenemos ni quien les tosa en Madrid. Al contrario, cuando van, miran para otro lado traicionando las necesidades y las carencias que pululan por nuestras calles y por las que, supuestamente, tienen que luchar.

Y para rematar, no quieren que nos indignemos.

Hay a quien hasta le ofende que lo hagamos.

Preferirían que hubiera un silencio sepulcral que amparase el desastre al que nos están llevando sin haberlo provocado.

Afortunadamente no es ni será así. Al menos, nos queda el consuelo de saber que en sus conciencias (aunque no sé hasta qué punto la tienen) retumbará la voz de millones de personas que se alza al unísono contra cualquier política irracional e insensible con el pueblo.