- De vez en cuando salen a la luz esas actitudes y esos 'maravillosos' comentarios emanados desde el alma que te hacen ver y entender la importancia que tenemos las mujeres en la sociedad para algunas personas. Aún a sensu contrario.

Nuestro gozo en un pozo.

En todos los planos y en especial en el político, donde, lamentablemente, hasta que no fue imperativo legal, nuestro papel era bastante secundario. Lo que no quita para que haya muchos que sigan empeñados en que así sea. Y es que, por desgracia, en este país, de hecho o de boquilla, hay muchos y muchas Cañetes sueltos.

Me encanta cuando se habla de la importancia del papel de las mujeres aunque luego se las pretenda utilizar sin valorar y siempre y cuando, no se muevan mucho. Y si se mueven, la hipocresía imperante en la actualidad hace que se busque a otra mujer para intentar ponerle freno, aunque los hilos los mueva el machista inseguro de turno. Machista e hipócrita claro, puesto que el discurso varía según el tipo de mujer a la que se dirija. De hecho, por lo general, no hay inconveniente en que las mujeres demuestren su inteligencia o su capacidad de trabajo, pero siempre y cuando no tenga opiniones distintas ni lleve la contraria. Supongo que todo se mueve en torno al control. A la seguridad que debe pretender que impere quien apuesta más por escalas jerárquicas que por visiones horizontales, más propias entre iguales y más efectivas cuando se pretende construir sociedades lo más justas posible.

Lo peor no es que existan Cañetes, eso no se puede evitar. Lo peor es que quienes no piensan como él se callen o miren a otro lado. Es evidente que la gran mayoría de las mujeres nos hemos sentido ofendidas por su auto-convencimiento de que si hubiera debatido con una mujer en “plano de igualdad”, él sería superior por el simple hecho de ser macho (¿cuántos habrá que en la intimidad le habrán dado la razón?) Muchas nos hemos sentido ofendidas por esa triste y cruda realidad de algunas mentes retrógradas que obvian que no se puede atribuir a la organización de los cromosomas la inteligencia o la capacidad. Pero también, y es algo realmente lamentable, hay otras mujeres que pretenden justificar al cañete de turno por cualquier motivo (aunque evidentemente estar de acuerdo con la inferioridad intelectual asociada al hecho de ser mujer sería de tener muy pocas luces o de tenerlas fundidas).

Y es que, a pesar de nuestras benditas esperanzas y de los esfuerzos, el panorama de la ansiada igualdad de oportunidades demuestra, otra vez más, estar muy lejos de alcanzarse en la realidad.