- Hoy es el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza.

Posiblemente para un ser humano, no haya nada peor que estar y sentirse desamparado, solo, excluido y marginado (prueben sólo a imaginarse en ese contexto) y no hay que olvidar que en esa situación viven muchos de nuestros vecinos en Ceuta. Si nos atenemos a los datos estadísticos, más del 40% de la población vive bajo los umbrales de la pobreza, en alguno de los niveles en los que se gradúa.

A nivel de ciudadanía, dependerá de la empatía y de lo cerca o lejos que se tenga a alguien en esa situación, porque el ser humano, en general, tiende a prestar mayor atención a aquello que le afecta de manera más directa y a obviar, e incluso ignorar, aunque suene duro, aquello que (cree) está un poco más lejos de él, inconsciente de que, de una u otra manera, repercute en todos.

Y a nivel político, lejos de desempeñar una importante labor, parece que hay cierta tendencia a privatizar el problema de la pobreza, remitiéndolo a las asociaciones, ong´s y voluntariado. La solidaridad es tremendamente útil, imprescindible, pero su existencia no debe ser excusa para que los poderes públicos no asuman las responsabilidades que la Constitución les impuso en esta materia: les corresponde la aplicación de una política social que minimice las desigualdades y evite (o al menos lo intente) la pobreza.

Las administraciones, demasiadas veces, se conforman con dar dinero, casi siempre en cantidades insuficientes, a las asociaciones y entidades privadas, algo así, como en una especie de precio de su conciencia, dejando todas las responsabilidades en manos de las anteriores, las cuales obviamente, y por más que lo quieran, son incapaces de asumir por completo.

Las políticas sociales del Gobierno actual no son las que deberían ser, y tampoco se gestionan de la manera debida en una ciudad con tan elevadísimos niveles de pobreza; lejos de ello, se prefiere continuar gastando en cuestiones totalmente prescindibles antes de apostar por mejorar el bienestar de los ceutíes.

No hay más que ver el fracaso que están suponiendo las directrices políticas en el área de Asuntos Sociales de nuestra ciudad, donde una y otra vez, el Gobierno del PP prefiere la rigidez en el acceso a las prestaciones antes que la flexiblidad que reclaman estos tiempos.