Los primeros en pedir la tan manida “flexibilización” del mercado laboral han sido los de la CEOE. Los mismos que le pagaron una indemnización de 45 días por año a su cesado Vicepresidente, Juan Jiménez Aguilar. Y ahora se les suma un técnico de lujo. El Presidente del Banco de España. Le han seguido el director del servicio de estudios de la entidad, José Luis Malo, y el consejero del BCE José Manuel González Páramo. Y supongo que a partir de aquí comenzarán a salir estudios de sesudos economistas y gabinetes avalando sus palabras.

En el otro lado se mantienen los sindicatos y, curiosamente, el Presidente del Gobierno, que es quien nombra al Gobernador del Banco de España. Hasta tenía preparada una frase como respuesta, de estas que hacen historia: “EEUU tiene el marcado laboral más flexible del mundo y está destruyendo empleo como no se conocía en 30 años”. Es decir, parece como si el mismo Gobernador hubiera llamado antes al Presidente para decirle lo que tenía que responder a sus palabras, para así quedar bien ante los sindicatos y ante los electores. Porque, si no es así, ¿cómo es que el Gobernador no se ha percatado de esta certera observación?. ¿Acaso es que sus técnicos y económetras no se han dado cuenta de que las recetas de Dinamarca sirven para Dinamarca, no para España?.

En un artículo de opinión de Vicenç Navarro en las páginas del diario Público, del pasado jueves, 12 de febrero, se hace una interesante disertación sobre las causas de la crisis económica actual. Así nos explica cómo durante el período 1980-2005, en la mayoría de países de la OCDE se ha llevado a cabo una desregulación de los mercados laborales y financieros, cuyos resultados han sido un mayor desempleo respecto al período anterior de 1950-1980, y un descenso marcado de las rentas del trabajo respecto a las rentas de capital. Así, las rentas del trabajo pasaron del 70% de la renta nacional en 1992, al 62% en el año 2005, en los países de la eurozona. En España el descenso fue mayor. Todo ello ha provocado una caída de la demanda, es decir, un descenso del consumo, y un aumento de las inversiones especulativas de los más ricos, para dar salida al incremento de las rentas de capital. La situación final ha sido una enorme burbuja financiera en torno al sector banquero-inmobiliario, que acumula 1,6 millones de viviendas, que no se venden, al ser la demanda sólo de 220.000 unidades. Esto ha provocado un descenso de su precio y, por tanto, del valor de los activos bancarios, lo que origina escasez de crédito y crisis en las empresas.

Pues bien, a esta crisis financiera se le suma el dato conocido el pasado viernes de que el INE ratifica la primera recesión de España en 15 años. Asimismo se ha sabido que la inversión y el consumo recortan el PIB en un 0,7% en el cuarto trimestre, y que España lidera la caída histórica de la producción industrial europea, con un descenso del 19,6%, frente al descenso medio del 12% en la zona euro. Es decir, todo un panorama desolador para miles de familias.

En situaciones de crisis es normal que surjan propuestas de este tipo. También suelen darse casos de empresas que aprovechan las circunstancias para simular dificultades económicas y así conseguir el favor de la Administración, al concederles expedientes de regulación de empleo y el “aligeramiento” de sus plantillas. Pero lo que no es nada alentador es ver al Gobernador del primer banco del país pidiendo el despido libre. Y no porque no pueda hacerlo. Simplemente porque es una tontería. Es lo mismo que si pidiera la supresión de las indemnizaciones por daños ante el incumplimiento de contratos entre particulares. Porque, ¿cuál es el fundamento de la indemnización por despido?. ¿Acaso no se trata de indemnizar un incumplimiento contractual?.

Seguramente el servicio de estudios del Banco de España tenga trabajos que avalen la correlación entre la disminución de las indemnizaciones por despido y la creación de empleo. Pero también conocerán otros que indican que en estos momentos lo importante es aumentar la demanda a través del gasto público, así como invertir en servicios públicos como sanidad, atención a la tercera edad, investigación, o educación. Esto es lo que ha ocurrido en Dinamarca desde hace años. Por esta razón tienen uno de los sistemas de protección social y bienestar más avanzados del mundo, y por ello pueden permitirse la flexibilidad laboral, pues los trabajadores gozan de una seguridad de encontrar empleo casi completa.

Es decir, que lo mejor que podría hacer el Gobernador sería callarse y tomarse un año sabático para realizar cursos de reciclaje sobre economía del bienestar en cualquier Universidad de los países nórdicos. Los parados españoles seguro que se lo agradecían.