La muerte de Ted Kennedy, más que el final de una dinastía, puede poner en peligro uno de los sueños del Presidente Obama, y la de millones de estadounidenses de buena voluntad: la reforma sanitaria. Y todo por el sistema de elección de senadores en los Estados Unidos. Según los especialistas, tendrán que transcurrir, al menos, cinco meses, para que en el Estado de Massachusetts sea elegido un nuevo Senador en sustitución del fallecido. Mientras tanto, los demócratas no tendrán la mayoría en el Senado, lo cual dificulta cualquier iniciativa legislativa en este sentido.
 
Pero más allá de los intentos de reforma jurídica, lo que más pasiones está levantando es la virulenta campaña desatada contra el Presidente Obama por los que son contrarios a una sanidad universal. Le llaman 'socialista' en tono despectivo. Y lo caricaturizan como un 'Hitler'. Evidentemente, la financiación de la campaña ha de correr a cargo de las grandes compañías de seguros, que son las que monopolizan el negocio de la sanidad en el país. Pero debe haber algo más, pues el plan diseñado no competiría con estas aseguradoras, sino que trataría de dar cobertura a los más de cuarenta millones de americanos que no la tiene.

 

Ese algo más es el poderoso efecto de control social que ejerce la sanidad privada sobre los trabajadores, que cuando son despedidos, además del trabajo, también pierden la cobertura sanitaria, que las empresas pagan mediante pólizas negociadas en los Convenios Colectivos. Por eso hay tan pocas huelgas en ese país, pues los trabajadores saben que perder la cobertura sanitaria les puede llevar a la ruina familiar en caso de tener la desgracia de contraer una grave enfermedad. Nos lo cuenta Vicenç Navarro, que fue asesor del Presidente Clinton para la reforma sanitaria, en un magnífico artículo titulado 'Crisis sanitaria y crisis económica en los EEUU', que podemos encontrar en su blog (http://www.vnavarro.org/) .

 

Lo que en EEUU se destina a la sanidad es un 16% del PIB, que supone 7.290 dólares por persona. Es el país que más dinero destina a la sanidad en el mundo. Tiene a los mejores especialistas, aunque muchos de ellos son de otros países, entre ellos España. Sin embargo, un 15% de la población (unos 46 millones de personas) carece de cobertura sanitaria. Es decir, o estás trabajando y cubierto por una póliza privada contratada por las empresas (aunque convenientemente descontada de los salarios de los trabajadores), o eres una persona mayor y sin recursos, en cuyo caso, si cumples los estrictos requisitos que imponen las autoridades respecto a rentas y situación familiar, podrás estar cubierto por alguna de las dos compañías públicas existentes, Medicaid y Medicare.

 

Por el contrario, en Europa, la mayoría de países disponen de una sanidad pública universal, aunque lo que se dedica al sistema sanitario gira en torno al 8% del PIB de media. Por ejemplo, España es uno de los países de menor porcentaje del PIB destinado a la sanidad, pero dispone de sanidad universal. Pues bien, hasta Europa ha llegado la campaña desatada por los 'lobbies' americanos, que intentan estos días asustar a los ciudadanos intoxicándoles con informaciones falsas respecto a la supuesta 'quiebra' de nuestros sistemas públicos sanitarios, y que intentan combatir con campañas de firmas en internet activas organizaciones por los derechos humanos, como Avaaz.

 

Estos modelos de sanidad privada son los que los mismos consorcios de intereses económicos intentan exportar a los países menos desarrollados. También a los países europeos, en los que, periódicamente, inician campañas publicitarias cantando las excelencias de las compañías privadas de seguros, y la supuesta falta de rentabilidad de la sanidad pública. Y además, siempre lo hacen de la misma forma. Financian a determinados grupos de investigadores que realizan sesudos estudios económicos, que al final vienen a demostrar lo que los financiadores quieren que demuestren. Lo que no nos dicen es que, en muchos casos, esas compañías privadas sanitarias, y esos magníficos doctores por ellas contratados, lo que hacen es utilizar al sistema público para que realice las pruebas más caras, para continuar después con tratamientos meramente conservativos en sus consultas particulares.

 

Como dejó dicho el Dr. Martin Luther King, de todas las formas de desigualdad, la injusticia en los cuidados de salud es la más horrible e inhumana ('Of all the forms of inequality, injustice in health care is the most shocking and inhumane'). Pero si además, lo que se pretende es mantener controlada a la población trabajadora, para así conseguir altas tasas de productividad, la injusticia se hace más inmoral e infame.

 

Por eso es tan importante mantener y mejorar nuestro sistema público de salud. Por encima de ideologías y de religiones.