Me llamó la atención el denominado “escorpión emperador”, que permanece escondido todo el tiempo esperando a sus presas, salvo cuando tiene hambre, en cuyo caso sale a buscarlas por la noche. Se les considera como verdaderos fósiles vivientes, resistentes incluso a la radioactividad.
Salvando las distancias, esto es lo que me recordó la entrevista de Felipe González. Un verdadero fósil político, que ha permanecido escondido todo este tiempo, hasta que el hambre ¿de poder?, le ha hecho salir de su exilio interior, justo cuando el PP anuncia la vuelta de Rodrigo Rato. Y por supuesto, no ha dejado títere con cabeza, salvo la suya. La derecha, preconstitucional. ETA, derrotada, pero revitalizada por culpa de que la derecha, que de forma irresponsable, le da más importancia que hace 25 años. Zapatero, que ha consolidado su liderazgo sin él, aunque le ofreció la presidencia del PSOE, que él rechazó (ahora nos lo cuenta), pero al que Maragall se atreve a plantearle cosas que a él no le hubiera planteado nunca. Y, por si acaso, lo mejor que le ha pasado al País Vasco es Josu Jon Imaz. Verdaderos “dardos envenenados”, que nos deja en los primeros días de agosto, pero que deberemos seguir con mucha atención en los próximos meses.
Agosto es el mes de la glorificación, como nos dice Manuel Mandianes en un artículo del pasado día 15 en el diario El Mundo; es el mes de los frutos consumados, de disfrutar de las cosechas colmadas, el momento de invocar a la Madre Tierra, de volver a nuestras raíces. Pero también, en el mundo oriental, al inicio del mes de agosto se da un período de 12 días peligrosos, durante los cuales se debe evitar el contacto con el agua infectada de todo tipo de criaturas hostiles, y antaño se recomendaba evitar las encrucijadas de los caminos, para no encontrarse con seres peligrosos. En el Mediterráneo oriental, los vientos de estas fechas anuncian los del resto del año.
Pero no siempre el veneno es mortífero. Muchos de sus principios activos se contienen hoy día en la mayoría de medicamentos. Y hasta los libros son como pócimas que conquistan la voluntad de los lectores. Ahora bien, como nos advertía Omar Khayyam hace casi 1000 años: “[...]Si un hombre de saber te da un veneno, bebe sin vacilar el vaso lleno; del tonto, aunque el antídoto te ofrezca, vuelca la copa, aunque todo perezca”.