Tanto decir durante tantos años, querido Jaime Peñafiel, que la Familia Real es una familia "como todas", que la Reina es una madre "como cualquiera", que los reyes disfrutan de sus vacaciones "como unos españoles más", y se me descuelga ahora con lo de la nieta del taxista.

El veterano periodista, reconvertido para los borbones en cuña de madera propia, se despachaba recientemente de nuevo contra la Princesa de Asturias y Alfredo Urdaci. Me llama la atención una definición de Letizia Ortiz: divorciada y nieta de un taxista.

Pues que quiere, querido Peñafiel, qué le diga: esta si me parece que es como el resto de los españoles. Es decir, que ha tenido alguna ruptura sentimental y divorcio alguna vez y que es descendiente de trabajadores y gente corriente. Cuidado: me sigo considerando republicano, y no soy, precisamente, fan de la Princesa de Asturias. Pero criticar que sea la nieta divorciada de un taxista, me parece un argumento rancio, desacorde con la sociedad actual y clasista. E incoherente. Porque según nos ha contado desde siempre y hasta que dejaron de bailarle el agua en Zarzuela el propio Peñafiel, al parecer el único con licencia para hablar de la Familia Real, esta es una Familia "de lo más normal". Yo no he conocido nunca a nadie que veranee en un barco en Mallorca ni sea abanderado olímpico. Pero los metros y las paradas de autobuses están llenos de divorciados e hijos y nietos de currantes. De gentes y familias normales, como el resto de los españoles, vamos.

P.D.: Dice Iñigo Urkullu que, al no haber selección vasca, el va con Rusia en la Eurocopa. Supongo que, en alas a esa honestidad que le caracteriza, renunciará a seguir cobrando en euros para hacerlo en rublos.