¿Saben ustedes que una niña se murió cuando se tragó una aguaviva? ¿Qué es mentira? No hombre: a mi me lo ha dicho uno que trabaja en una carnicería, que conoce al vecino del padre. ¿Qué quieren ustedes hablar con el de la carnicería? ¿Para qué? ¿Es que no les basta con mi palabra?.

Es más: ahora voy a mandar un comunicado diciendo que ha fallecido una niña tras tragarse una aguaviva y voy a denunciar al Hospital por no contar con los medios necesarios para tales desgracias. Y, claro, darán ustedes por hecho que yo, cuando voy a enviar una nota de prensa, puedo y debo aportar datos: la identidad de la menor, la hora a la que se tragó la aguaviva, los resultados de la autopsia, la hora a la que se le atendió, el momento en el que llegaron los servicios de urgencia. Pues no. A mi me lo ha dicho mi amigo el carnicero, al que encima se lo ha dicho el vecino del padre de la niña. ¿Qué no me creen?. Pues problema suyo es. Los médicos no supieron atender a la pobre niña, cuya muerte causó un vacío imposible de llenar entre los familiares. ¿Como qué no hubo niña ni hay parte de ingreso?. Oigan, que mi amigo el carnicero es fetén. ¿Qué como se llama el carnicero?. Pues ahora que pienso, no lo se. Pero tampoco hace falta. ¿O no?. Bueno dejenlo: me estoy liando. Pero creanme: la niña está muerta. Porque yo lo digo y porque yo lo valgo.