Con la crisis económica alcanzando registros mareantes, y hay gente a la que el dinero le sobra. Me refiero a los snobs -lo siento- que han decidido embarcarse en una especie de cruzada entre religión y ateismo, publicitando en los autobuses urbanos que Dios existe o no, en función del anunciante.

Cada cual que haga con su dinero lo que le de la real gana, por supuesto, pero puestos a tocar las narices al de enfrente por que si, podrían hacerse muchas cosas. Por ejemplo, no estaría de mal destinar esa pasta a familias que están pasando las de Caín por culpa de la crisis. Les regalo el lema: "Probablemente, el Gobierno exista. Pero a los parados les ayudamos nosotros".

La existencia o no de Dios es un debate tan antiguo como la propia humanidad. Y llevado al extremo, el debate es francamente peligroso. En el nombre de Dios, o no, se han cometido algunas de las mayores barrabasadas de la Historia. En nombre del ser supremo se esquilmó América latina, se quemaba a los hebreos en la alemania nazi, se amparaban Pinochet o Franco, se lapidan a mujeres en muchos paises del mundo o se estrellan aviones contra las Torres Gemelas. Por creer que Dios no existe se justificaba la quema de seminaristas en la Guerra Civil, se mandaban legiones de deportados a Siberia o el miserable de Fidel Castro perpetúa su régimen de tiranía desde hace medio siglo.

Probablemente, Dios exista. O como quieran llamarlo. No se si será la existencia de Dios, o al menos la propia idea de la existencia, la que mueve a millones de personas en todo el mundo, la que da fuerzas a gentes que han sufrido la mayor de las tragedias. Iba a poner un ejemplo muy reciente, pero me lo voy a ahorrar no sea que se me acuse de obstaculizar a cierto poder.

Otra cosa es quien transmita el mensaje de Dios. Si en determinados países musulmanes se incita al odio y la destrucción de cualquier forma de vida que no siga sus normas, o si en el área de influencia cristiana se vuelve a acoger en el seno de la Iglesia a quienes negaron el Holocausto, no tiene porque significar que Dios o Allah no existan. Simplemente, para los que creemos no se si en Dios pero si en Jesús de Nazaret, que dos mil años después los mercaderes siguen en el templo.