Tras dos años de sufrimiento desconocido desde que debutara en Segunda B, el Ceuta vuelve a parecerse a ser el que fue. Un equipo de campanillas, de los que imponen respeto en su campo y pueden tutear al rival, sea cual sea. Además, hay que hablar de que por primera vez en muchas temporadas, la grada del Murube disfruta de un sistema de juego que va más allá del pelotazo y tententieso.

Se quiera o no, la apuesta de Diego "Coco" Quintero es valiente. Ex jugador del Ceuta, segundo en casi todos los equipos que ha dirigido Sergio Kresic, debuta este año como primer entrenador, pese a rozar ya la cincuentena.

Sin embargo, y pese a que Quintero me parece una apuesta valiente, yerra. Erró en mi modesta opinión en varios momentos del Ceuta-Algeciras del pasado fin de semana. Pero yerra como erramos todos en nuestro trabajo. Y quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

A mi, que me pregunto porqué se hicieron determinados cambios durante el derbi, me parece catastrófico que se esté planteando ahora el cese de un entrenador cuando se está a dos puntos de la liguilla. Principalmente, porque no suelo ser muy partidario de que la cuerda se rompa por el banquillo.

Ejemplos recientes tenemos. Rikjaard en el Barcelona -que a nadie se le olvide que ha ganado dos ligas y una Champions-, Pellegrini en el Villarreal, Aguirre en su etapa de Osasuna. Técnicos que fueron creciendo a la par que sus equipos, a los que cogieron en horas bajas y han dejado saboreando la miel del mejor sabor. Y el mayor ejemplo: sir Alex Ferguson lleva más de veinte años en el Manchester United.

Su primer titulo en Old Trafford llegó pasado un lustro. Por eso yo no soy partidario de que se destituya a Quintero, porque no hay motivos, si el Ceuta pierde el domingo en Jaen. Antes al contrario, ratificarlo y mandar un mensaje al vestuario de quien manda en el Murube.

Y ya entramos en otra cuestión: la practica totalidad del presupuesto del Ceuta se cubre con ingresos procedentes de las arcas municipales. Se renunció a un proyecto bonito, como era tener un filial en Tercera para que jugaran los chavales de la tierra y algún sub 21 con proyección que pudiera venir del Campo de Gibraltar para ahorrar dinero. En definitiva, que nos cargamos la cantera por un puñado de millones. Y ahora, por un pequeño bache -que algunos ya avisábamos- se quiere despedir a un técnico que, en el caso del cese, imaginamos que pedirá hasta el último céntimo, pese a estar a dos puntos de la liguilla de ascenso. Mucho dinero y poca imaginación, mala combinación, como dice un viejo amigo del que firma. El capricho momentáneo y las conspiraciones romanas no suelen ser buen camino para un club de fútbol que aspira a ser grande, en la categoría que sea. Más bien denota pobreza de recursos.