El 1 de diciembre es el Día Internacional del SIDA. A decir verdad, casi todos los días se celebra el Día Mundial de algo. Pero ocurre que aquí el único día en que nos acordamos de que hay millones de personas que caen víctimas de la pandemia, y de que hay un continente -Africa- donde generaciones enteras están desapareciendo, se conmemora en viernes para no coincidir con el sábado. ¿Un lazo rojo el sábado?. Coño, con lo bien que se está tomando una cervecita.

No es lo único. La semana pasada, los actos del Día Internacional contra el Maltrato se saldaron con un comunicado deslucido y acotado un sábado por la mañana. El aniversario del asesinato de las Hermanas Mirabal coincidía con un domingo.

Aquí se ha llegado a celebrar el Día de la Constitución un tres de diciembre, que era viernes y así nos ibamos todos de puente. Es decir, cumplimos el expediente, brindamos por el día que se celebra dentro de dos fechas y a Fuengirola o Marina Smir.

Los días internacionales deben celebrarse cuando correspondan, que para eso cobramos todos. El día uno de diciembre, en que el mundo entero es un lazo rojo, y las emisoras de radio nos machacan con Streets of Philadelphia, no vale más que para acordarnos durante un día de quienes nos vamos a olvidar a la mañana siguiente. Pero ellos y esta ciudad merecen que las cosas se celebren en tiempo y forma. Porque el SIDA no coge puente y el maltrato no descansa en fin de semana.