Los casi treinta años de municipalismo democrático han dejado, en esta Ceuta tan de moda en las últimas semanas, algunas perlitas inolvidables. Desde aquel concejal que festejó el regreso de los carnavales a la legalidad hasta el punto de aparecer vestido de torero en un pleno hasta el recordado Alejandro Bodas señalandose a su pecho, decorado con una ristra de chorizos, gritandole a los concejales que eso eran todos.

Esto sin olvidar algún que otro cenicero -lleno- que volaba en los primeros plenos del Ayuntamiento. Y tampoco es menester dejar de mencionar los desalojos del Pleno ordenados por Francisco Fráiz, la picardía de Frucutoso Miaja al convocar sesiones plenarias de noche para darlas por concluidas a las 00.01 horas del día siguiente a la fecha oficial de la Sesión Plenaria, con el consiguiente cabreo de la oposición. Por supuesto, tampoco quiero olvidarme de los espectáculos dados en la época de Sampietro I, El Escribano o las contínuas patadas dadas al Diccionario por Sus Señorías, que recopiladas ofrecen material para tres o cuatro volúmenes del Dardo en la Palabra del admirado Lázaro Carreter.

Luego están propuestas más o menos peregrinas. Recuerdo una hora y media de debate -90 minutos, si- en la Asamblea de Ceuta sobre la intervención española en la Guerra de Iraq. Como si el equilibrio de fuerzas no fuera el que nos contaron y el OK que verdaderamente esperaban Bush, Aznar y Powell no fuese el de Kofi Annan sino el de Juan Vivas.

Para consuelo de los que hemos seguido -y sufrido- los Plenos Municipales o Autonómicos, queda el Congreso. No por pensar que allí todo es diferente y mejor, sino porque alivia comprobar como, de vez en cuando, se asoman por allí determinados individuos con folclóricas propuestas dignas del mejor momento cañí de la Asamblea. El último momentazo friki es el de Francisco Garrido, el Tarzán de Jaen. Este buen hombre dio ayer una verdadera lección de coherencia con sus críticas al Rey. No podía esperarse menos que la defensa de Copito de Pimentón de alguien que pasará a la historia por abanderar el proyecto Gran Simio.

Pero el Tarzán de Jaen no ha tenido bastante con posicionarse en contra de tirios y troyanos -¿qué hace en el PSOE pudiendo estar en IU?-. No le ha bastado con defender a un sujeto que cambia el nombre del país de la noche a la mañana, presenta un programa televisivo siendo presidente de un país, ejerce de portavoz del coma andante Castro, se dedica a destrozar piezas musicales como "El Rey" o "Cisne cuello negro" y manda a su policía política a perseguir y si es preciso matar manifestantes o cerrar emisoras.

No, al Tarzan de Jaen, ávido de escribir con letras de oro su propio capítulo en la revolución de los colorines, el buen rollito y el guaysmo, no le basta con la defensa del Maguila caraqueño. Ahora también se pregunta que razones le habrán llevado a los Reyes a visitar Ceuta y Melilla.

Y yo me pregunto, por esa misma regla de tres, que razones nos habrán llevado a nosotros a pagar de nuestros impuestos y sufrir escenas como estas. Porque yo no me pregunto qué ha llevado a Sus Majestades a visitar Valladolid, ni tampoco que ha llevado a Mohamed VI a visitar Castillejos en varias ocasiones. Y yo me pregunto si en las próximas elecciones, Pepiño y Zapatero van a seguir llevando a progres como este en las listas. Y una cosa, señor Garrido: si usted es tan defensor de Hugo Chávez y el Medio Ambiente, pruebe a teclear este link . Y dígame si después sigue usted teniendo un sólo motivo para ejercer de portavoz del Tirano Banderas del siglo XXI.

Juan José Coronado - El barco de arroz