Cuando en el fútbol un trofeo importante está en juego, suelen ocurrir dos cosas el día de la final: que los dos contendientes luchen hasta el final para ganar el partido por sus propios méritos y regalar a su afición un trofeo épico o que ambos salgan a no perder, a despejar balones largos y evitar por todos los medios golpes francos en las cercanías del área propia para asi posibilitar que sea el contrario quien tenga que manejar el balón y por tanto, tenga más posibilidades de equivocarse. La segunda opción fue la que escogieron ayer Zapatero y Rajoy. Conscientes de la trascendencia histórica del momento, un debate por primera vez en quince años, ambos hicieron bandera del catenaccio y lejos de querer emular al Maradona de Méjico 86 o al Pelé de Suecia 58 se pusieron en la piel del Javi Navarro de cualquier domingo para repartir leña por doquier e impedir un juego fluido y con alternativas.

Malas artes, mal debate. Aparte de contínuas agresiones al idioma -den ejemplo, señorías-, no faltaron las zancadillas al sentido común. Ahora me entero yo que es el Gobierno, y no los empresarios, quien genera empleo. Hasta donde yo tenía entendido, la única labor del Gobierno debe consistir en propiciar las condiciones necesarias para generar empleo. Como también llego a otra conclusión espeluznante, y que da idea del bajo nivel del debate: los reproches en cifras sobre las muertes como consecuencia de los accidentes de tráfico y los malos tratos. Que siempre haya un descerebrado capaz de poner un coche a trescientos o un animal de emprenderla a hachazo limpio con la señora no vamos a poder impedirlo, por desgracia. Lo que si pueden hacer es que esas penas se purguen escrupulosamente. Estos detalles hicieron que lo más llamativo del debate fueran la corbata de uno y la minichaqueta del otro. Porque el resto fue más de lo mismo: no fue un debate electoral para la España 2008-2012, sino una versión reducida, con Campo Vidal a lo Manuel Marín, de los debates sobre el Estado de la Nación de esta legislatura.

Ello, incluyendo lo más vergonzoso de la reciente -y no tan reciente- historia democrática: que ambos contendientes se echaran a la cara el número de víctimas del terrorismo caídas en los últimos años, y los fallos ocurridos el día más triste de la historia de España. De Juana Chaos debió ayer brindar con champán. Y las intervenciones finales, de auténtica traca. Se nota que Rajoy ha leido a Luther King y que Zapatero es coleguita de Clooney . Lo de la niña y lo de "Buenas noches y buena suerte" no tienen desperdicio. Miguel Gila, que estás en los cielos: ni tu mismo lo hubieras rematado mejor.

El lunes, partido de vuelta. Espero que sus señorías salgan al ataque, se atrevan a triangular en el centro del campo y a buscar el gol sin condiciones. Les pido que sean generosos en el esfuerzo, y salgan a ganar, no a evitar la derrota. Porque, efectivamente, a los inmigrantes hay que integrarlos, los pisos hay que pagarlos y los huevos y la leche siguen subiendo. Pero ¿como piensan arreglarlo, señores?. Y esto lo firma quien, a falta de coche oficial, viaja en autobús (sin bono, por cierto).