Ceuta está manipulada, quién la desmanipulará. El desmanipulador que la desmanipulase...

La Camioneta La Camioneta


...buen desmanipulador será.

PARTE I

En días alternativos, un nutrido grupo de ciudadanos/as de esta tierra de nadie , se manifiesta pidiendo trabajo en la Plaza de África y en la Plaza de los Reyes. Uno de esos días, y de camino a mi trabajo, me crucé con la manifestación. Un hombre de unos cuarenta años, me ofreció una octavilla (hermosa palabra de la que están hechos una parte de los cimientos de la democracia).

Corren malos tiempos, pensé, si, a nivel nacional, la derecha, pide huelgas generales. En los buenos tiempos –para la derecha- se prohibían las huelgas y se reprimían con ferocidad las manifestaciones. Oh tiempos; oh costumbres.

Y malos tiempos son aquellos en los que, a nivel de la Ceuta encantada, la derechona pide que la manifestación de esos hombres y mujeres, si es que es necesario soportarla, se quede a vivir en la Plaza de los Reyes.
 
Entre esos avios que el tiempo tornó permanentes, más la sensibilidad del PP y las guindas del PSOE; Ceuta se ganó el deshonor de ser el territorio con más paro de España. Y que cada palo aguante su vela. Ocho mil parados. Pero eran parados de una calidad extraña. Podría decirse que eran parados mudos, cómodos, dóciles. Ocho mil parados para votar, para ser agradecidos a la bondad de presidentes y vicepresidentes de un ejecutivo que importó y adoptó el sentimiento estúpido de “Ceuta va bien”. Ocho mil Lázaros para un Epulón, que no debían creer en la reivindicación colectiva – ni los unos ni el otro. Y, uno a uno se “buscaba la vida” como podía. Ejemplo del “como podía” podría ser el carné del Partido gobernante.
 
Gracias a la crisis provocada por los Bancos neoliberales del mundo entero, hemos mejorado en Ceuta nuestro record. Ya son nueve mil, y subiendo, los parados de Ceuta. Son cifras tremendas. Un 30% de paro es el fracaso de cualquier modelo socio-económico. Pero; ¿es posible conciliar los estragos que la crisis está provocando en la sociedad, con que el Barclays haya duplicado los beneficios en 2009, o que Axa los haya cuadruplicado?
 
Estos nuevos parados de Ceuta, o parte de ellos, acuciados por su situación injusta, y sabedores de que el empleo es un derecho, han decidido hacerse parados visibles, opacos, molestos. Parados que saben, quieren y pueden hacer ruido, inventar consignas, llenar algunas barrigas de mariposas y exigir que los mecanismos de un Estado del Bienestar en el siglo veintiuno, se pongan en marcha sin chirriar.
 
La derecha –toda la derecha- debería estar encantada. Ya hay manifestaciones a diario en Ceuta. Pero… es que van a la Plaza de África y jalean a Vivas. Nada es perfecto.
 
Y es lógico que esas personas, estresadas, acuciadas, desoladas, no sepan dónde acudir, ni por qué han perdido sus trabajos. Alguien les dirá que la causa es la crisis. Pero ellos saben que la crisis la están pagando los trabajadores en paro, el Gobierno en préstamos a los bancos, los empresarios en recortes de préstamos, las viviendas en depreciación. Pero los bancos, ¿cómo están pagando la crisis que ellos han provocado? A lo mejor habría que imponerles un impuesto especial que pagara los platos que han roto. Pero de eso no se quiere hablar.
 
La Ciudad Autónoma tiene una Consejería que se llama de Economía y Empleo.
 
¿Quién da más? Se llama de Economía en medio de una ciudad sin modelo económico; en palabras de Don Juan Vivas “con un modelo económico agotado” Y se llama de Empleo, aunque no quieren saber nada de ello, pero tienen parte del Plan de Empleo (¿?).
 
Lo cierto es que es una Consejería comparable al mejor aliado de Tomás Edisson en la invención de la bombilla. El vacío. La Consejería de lo agotado y de lo que no me corresponde.
 
En la otra Plaza, la de los Reyes, se sienta el representante de un Gobierno que tiene un Ministerio que se llama de Trabajo.
 
¿Dónde van a ir a clamar los manifestantes? Con el mayor sentido común posible, van a las dos Plazas. Un día a cada una.
 
¿Que van a pedir? ¡Trabajo!; para cobrar un sueldo, para recuperar su dignidad, para mantener a sus familias, para no tener que pordiosear, o dedicarse a “otras actividades”. ¿Cómo lo piden? Con todas las de la Ley.
 
El manifestante que me dio la octavilla, era un hombre maduro, fuerte, recio. Un trabajador hecho a golpe de herramienta, que me dijo: “Voy a seguir luchando, cobro 400 Euros, tengo mujer y dos hijos. Si no lo consigo ahora, empezaré una huelga de hambre”.
 
Hay nobleza en esas palabras. Podría castigar a otros por su situación, pero se castiga a sí mismo –huelga de hambre- esperando llegar a la sensibilidad de “los otros”
 
¿Tiene motivos para manifestarse? ¿Se puede hablar, sin ofender a ese hombre y a su familia, de prestarse a cualquier manipulación?
 
Yo me siento cerca de esas personas, me duele su situación. Ellos no subieron la valoración de los pisos. Ellos no saben nada de activos tóxicos globales. Ellos no subieron el precio de los pisos. Ellos no aumentaron el valor de las hipotecas. Pero, mientras eso ocurría, se perfeccionaban como reos ignorantes de de todas esas tropelías.
 
 
PARTE II
El mercado laboral en Ceuta, ya lo he dicho, es condenadamente peculiar. En Ceuta hay casi tantos parados como pluriempleados. Una de las señas de identidad del parado de Ceuta es la falta de preparación. Y las posibilidades de encontrar un nuevo empleo por parte de esos parados es de un 10% -uno de cada diez encontrará empleo-.

 

El porvenir de las futuras generaciones de ceutíes se perfila con la cifra de fracaso escolar más grande, es decir se repite el pasado hasta enquistarse. Todos esos elementos, nadan como pueden, entre una Ciudad sin modelo económico -salvo que las subvenciones sean un modelo económico-, que paga a sus proveedores tarde, mal y nunca, que cuenta con una de las poblaciones más jóvenes de España que está pidiendo, a magnis itinéribus, su espacio en el mercado de trabajo. Para rematar, la oferta –el comercio- en Ceuta está sobredimensionado.

 

Las goteras de Ceuta son como para llenar cien veces el pantano, siempre que no tenga que aliviarlo la portavoz del gobierno. Pero es necesario darse cuenta de que la Administración, cuyo principal cometido es distribuir equitativamente, no puede salir corriendo, ni mirar para otra parte en este túnel de los escobazos.

 

Hay un problema que afecta a las empresas; por ende a los empleados; a la preparación de los trabajadores actuales, y a las futuras generaciones. Frente a todo ello hay dos Administraciones. La General del Estado en la que confío justo en la proporción que hay entre 4.300.000 y 9.000. Y la Administración Local. Entre un Delegado del Gobierno que hace su trabajo lo mejor que puede, pero no tiene su futuro en Ceuta y Juan Vivas al que podemos, queremos y debemos exigirle ese plus que le corresponde a un ceutí, en una coyuntura difícil.

 

A grandes males grandes remedios. Si somos un pueblo arrimaremos el hombro y aprenderemos que la solidaridad, aunque duela, es gratificante.

 

Es necesario trabajar en varios frentes; El primero, la preparación técnica para jóvenes y menos jóvenes, de modo que obtengan los niveles de formación para conductores de taxis, camiones, autobuses, maquinaria pesada, grúas, escayola, carpintería metálica, peluquería, patrón de pesca, y lo que haga falta, que doctores tiene la iglesia, para atender las demandas de Ceuta, sin saturar las ofertas. Es decir NO al entretiene-parados, que no sirve en el mercado laboral. Aquellos que tengan cargas familiares tendrían una beca.

 

Aumentar la dotación de Planes de Empleo por cuenta de la Ciudad –lo que no impedirá pedirle más dinero al Estado-

 

Pagar a las empresas en plazos razonables –no más de noventa días- NO al desnudar a un santo para vestir a otro.

 

Abaratar e incentivar el empleo de la gente de Ceuta –discriminación positiva- con compensaciones en el IPSI de cualquier naturaleza.

 

Sacar a concurso todas las plazas vacantes de cualquiera de las administraciones.

 

Suprimir el Pluriempleo.

 

Suprimir las horas extraordinarias.

 

Exigir a las contrataciones un número mínimo de empleados (del paro) a jornada completa, en relación con el volumen de la contratación.

 

Continuar con las ayudas al empleo y al auto-empleo de PROCESA.

 

Reivindicar el 50% para todos los sectores en las Cuotas de la Seguridad Social. Y hacerlo con algo más de convencimiento. Una vez sentados en una mesa con los trabajadores, se puede y se debe hablar de todo cuanto afecte al mercado de trabajo en Ceuta. Y si los trabajadores deben hacer algo, lo harán, porque tampoco se trata de que ellos solo pongan el paro.

 

¿Cómo se financia todo ello?

 

Hay propuestas que no requieren financiación, otras cuya financiación procedería del Estado, y por último habría que señalar las partidas de cuya solidaridad pretendemos la financiación local.

 

Sin ánimo de ser exhaustivo, creo que es el Capítulo IV del Presupuesto de Gastos , en primer lugar, dónde debemos apelar.

 

Estoy convencido que las Asociaciones de Vecinos estarán de acuerdo en que, este año, deben hacer un esfuerzo por estos vecinos que lo necesitan.

 

Del mismo modo deberíamos pedirle al equipo de fútbol que amplíe un poco en el tiempo su política de saneamiento y se desprenda de una parte de su subvención.

 

Igualmente apelamos a la solidaridad de las Cofradías, de las Asociaciones sin ánimo de lucro, Casas de Ceuta, etcétera.

 

No podemos olvidar y solicitar el mismo esfuerzo a la partida de publicidad institucional, tanto a nivel de Ciudad como a nivel de Organismos Autónomos y Sociedades.

 

Ustedes dirán que en esa lista de llamamiento al esfuerzo, me he olvidado de las partidas que afectan directamente a los políticos. Pero no quiero hacer demagogia.

 

He dicho que el problema me afecta como ciudadano de Ceuta, como parte de ese NOSOTROS en el que yo creo. Y estoy convencido de que los políticos, que quieren a este pueblo y a sus gentes, harán lo que tengan que hacer.

 

La situación nos pide un esfuerzo. Hay margen en el presupuesto si nos apretamos todos un poco. Debemos atender un proceso de destrucción de empleo, y, a la vez, un proceso de formación de los trabajadores y de ayuda a las empresas empleadoras.

 

Cuando hay poco es preciso apelar al mejor esfuerzo, para un mejor reparto.

 

Así pasará la crisis, y saldremos de ella más fuertes, más solidarios, más pueblo.