- Horas antes de presentar su renuncia a los órganos directivos de Podemos, Juan Carlos Monedero ya era noticia debido a una entrevista concedida al programa de radio 'La Cafetera', conducido por el periodista Fernando Berlín.

El motivo: la tergiversación de sus palabras. Titulares como “Monedero dice que Podemos es casta” o “Monedero se siente traicionado por Podemos” inundaron las redes sociales y los medios digitales en cuestión de minutos. ¿Era aquello cierto? ¿Había dicho eso el todavía Secretario de Programa y Proceso Constituyente de Podemos? En absoluto. Tras tanto alboroto, Fernando Berlín colgaba en twitter el enlace de la conversación junto a las siguientes palabras: “La entrevista a Juan Carlos Monedero conviene escucharla íntegra para evitar interpretaciones”. Les invito a hacerlo. Apenas son 15 minutos.

Lo cierto es que en “La Cafetera”, Monedero no dijo nada que no hubiera expresado otras veces. Cuestiones como el riesgo que toda iniciativa transformadora corre de parecerse demasiado a lo que combate al tener que enfangarse y pelear en un terreno escogido por el adversario o la contradicción permanente entre el intelectual elaborador de ideas y el político obligado a desenvolverse entre imaginarios ya establecidos y asumidos han sido constantes en el pensamiento de Juan Carlos Monedero. Quienes le leemos desde hace años lo sabemos, de igual modo que intuimos, precisamente por conocer algo de su obra, que jamás debió de sentirse a gusto en la primera fila de la política, teniendo que sentarse frente a periodistas y políticos marrulleros en debates televisivos incompatibles con la articulación de argumentos y encajando mentiras y manipulaciones día tras día.

Porque sobre Juan Carlos Monedero se ha mentido y se miente mucho. Sus enemigos, o lo que es lo mismo, los enemigos de Podemos y del cambio político, han construido un personaje que nada tiene que ver con la realidad ni con el pensamiento político de Monedero. Ramón Lobo, tras las diez horas de conversaciones que han desembocado en un libro sobre el politólogo de la Complutense, así lo reconocía: “Durante la entrevista modifiqué mi opinión (…). Era de los que habían comprado el discurso ambiental y le había colgado todo tipo de sambenitos. Me parecía un tipo de izquierdas sectario y con escasa capacidad de autocrítica, un comisario político del PCUS. Me equivoqué de manera rotunda. (…) Me pareció un tipo complejo, agradable y crítico con el papel de la izquierda en Europa, tanto en el Este como en el Oeste. No es frecuente en la izquierda española. En eso Podemos trae aire fresco”.

Es difícil saber cuál ha sido el motivo que, definitivamente, ha llevado a Juan Carlos Monedero a apartarse de los órganos de dirección para continuar la batalla desde otros frentes. Es más que probable que no haya una única razón y que su dificultad a la hora de relacionarse con las burocracias internas de todo partido, junto a otros factores relacionados con la necesidad de combatir estereotipos y construcciones falsas en el terreno de los medios de masas por parte de Podemos hayan propiciado el consenso acerca de cuál era el lugar en el que podía ser más útil. No lo sé, pero una cosa sí que está clara, por más que Eduardo Inda y demás mercenarios pretendan contar otra cosa: el compromiso de Juan Carlos Monedero con Podemos sigue intacto. Aquellos que sólo ven en la política un juego de sillones serán incapaces de entenderlo. Como escribió el mismo Monedero hace unos días: “Hace mucho tiempo que renunciaron a vivir”.