Las fuentes más conservadoras hablan de unas 120.000 víctimas producidas por la guerra. Otros estudios, en cambio, llegan al millón de pérdidas humanas por parte del bando iraquí. En 2010, Wikileaks hizo públicos unos documentos del Departamento de Defensa de Estados Unidos en los que se aseguraban más de 60.000 muertes civiles y se revelaba el uso sistemático de la tortura. George W.Bush, máximo responsable de la matanza no ha tenido que responder ante ningún tribunal internacional por ninguno de sus actos. Tampoco lo han hecho Tony Blair, José María Aznar ni ninguno de los mandatarios que apoyaron el genocidio. Durao Barroso, entonces Primer Ministro de Portugal y cuarto en discordia de aquel "trío" de las Azores es hoy el Presidente de la Comisión Europea. Parece que los organismos internacionales premian a este tipo de personas en lugar de castigarlas. Patas arriba, el mundo al revés que decía Galeano.
La guerra de Iraq, como todas las guerras, la hicieron los ricos y la pagaron -y la pagan- los pobres. Los hijos de los ricos no van al frente. Son los hijos de las clases populares los que van a morir y a matar para que los empresarios del petróleo puedan seguir jugando a ser dioses desde sus lujosas mansiones, y son las clases populares las que cargan con los costes de las guerras de los pudientes, los que ven como el dinero que ganan con su trabajo se invierte en tanques y aviones destinados a matar a otros trabajadores, en lugar de en Sanidad, Educación o ayudas a sus familias. Con el negocio de la guerra, los ricos se enriquecen y los pobres se empobrecen. Y son los pobres los que mueren o los que vuelven a casa convertidos en monstruos que torturan a sus detenidos. Lo dijo Marlon Brando en "Apocalypse Now": el horror, el horror...