Cuando, tras las elecciones de diciembre de 2015, Pedro Sánchez se presentó a una investidura para ser Presidente del Gobierno de la mano de Albert Rivera, Pablo Iglesias le dijo: "Cuídese de la naranja mecánica, señor Sánchez. Ha elegido usted un socio muy hábil que no dudará en entregarle al PP en cuanto tenga ocasión. Es el plan del IBEX 35, es el plan de algunas de las viejas glorias de su partido y le aseguro que, en esa segunda entrega, el plan no es que esté usted al frente de ese Gobierno".

El propio Sánchez confesó en un programa de máxima audiencia que prácticamente le habían “prohibido” entenderse con la formación morada

Desde Podemos se sostenía que, a través del diálogo con los diferentes grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados, se podían conseguir los números para crear un gobierno de progreso alejado del Partido Popular y la extrema derecha de Ciudadanos. Pero ya era demasiado tarde: el PSOE había preferido unirse a Rivera y rechazar el apoyo del resto de formaciones de la Cámara, teniendo que ir a unas nuevas elecciones que allanaron aún más el camino a la derecha y empeoraron los resultados de unos partidos progresistas que, a ojos de la ciudadanía, habían desperdiciado la oportunidad de hacer algo diferente a lo experimentado durante tantos años de crisis, recortes e inmovilismo.

Hoy, Pedro Sánchez es Presidente del Gobierno con los números que siempre negó que existieran. Hoy, Pedro Sánchez es Presidente del Gobierno haciendo lo que Podemos lleva dos años diciendo que era posible hacer

Aún así, Podemos continuó señalando lo evidente: seguía habiendo números. Con más dificultad que meses atrás, la nueva sentencia electoral todavía permitía una alternativa a las políticas reaccionarias de Ciudadanos y Rajoy. Sin embargo, Pedro Sánchez y los suyos volvieron a dar la espalda al sentido común, esgrimiendo que los votos de unas formaciones catalanas que ya habían anunciado su apoyo sin condiciones a quien nos librase del PP, no podían ser computados, que carecían de valor para ellos. El PSOE se abstuvo y permitió que gobernase la derecha. Desde entonces, y a pesar de que tanto Albert Rivera como Begoña Villacís habían dicho públicamente que el objetivo (cumplido) de su acuerdo con el PSOE había sido alejarle de Podemos o de que el propio Sánchez confesara en un programa de máxima audiencia que prácticamente le habían “prohibido” entenderse con la formación morada, el discurso de los del puño y la rosa se mantuvo en el tiempo: la culpa de que gobernase Rajoy era de Podemos. Más en concreto de Pablo Iglesias. La culpa de que gobernara la derecha era del único que se había dejado la voz y la piel pidiendo la articulación de una alternativa, señalando que claro que era posible dialogar y conseguir un gobierno progresista.

Pablo Iglesias tenía razón cuando, desde la tribuna, le dijo al hoy Presidente del Gobierno que el objetivo de Albert Rivera nunca fue hacerle Presidente del Gobierno. Que la razón de ser de Ciudadanos no es otra que impedir lo que, a partir de hoy, parece posible construir. Ojalá Pedro Sánchez no se equivoque más de bando.

Hoy, Pedro Sánchez es Presidente del Gobierno con los números que siempre negó que existieran. Hoy, Pedro Sánchez es Presidente del Gobierno haciendo lo que Podemos lleva dos años diciendo que era posible hacer. La exitosa moción de censura contra Rajoy (y Rivera) abre una puerta de esperanza y revela que las acusaciones vertidas contra Podemos siempre fueron falsas. Que Pablo Iglesias tenía razón cuando, desde la tribuna, le dijo al hoy Presidente del Gobierno que el objetivo de Albert Rivera nunca fue hacerle Presidente del Gobierno. Que la razón de ser de Ciudadanos no es otra que impedir lo que, a partir de hoy, parece posible construir. Ojalá Pedro Sánchez no se equivoque más de bando.