Hace unos días, Enric Juliana escribía para La Vanguardia un artículo en el que mostraba su opinión acerca de la estrategia del PSOE con respecto a las negociaciones para formar gobierno. Contaba Juliana que el objetivo de los de Pedro Sánchez no es el de llegar a ningún acuerdo con Podemos. Tampoco el de, tras el apoyo de Ciudadanos, lograr la abstención del PP, postura que un servidor viene defendiendo desde hace tiempo que intentaría el PSOE y que ya vimos hace una semana que cuenta con el visto bueno de personajes como Esperanza Aguirre o los ex ministros Piqué y Serra. Todo con tal de que Podemos no entre en el Gobierno.

Según Juliana, el PSOE busca “ahogar tácticamente” a Podemos, lograr los apoyos de Ciudadanos, Compromís, PNV y los regionalistas canarios, contando así con una mayoría simple que situase a Podemos en la siguiente tesitura: o abstenerse y permitir el Gobierno en solitario del PSOE, o votar en contra junto al Partido Popular. El objetivo es vender que Podemos se pone de acuerdo con PP para impedir la “alternativa” al PP. Es algo que también dijo ya Manolo Monereo: el PSOE pretende escenificar una supuesta “pinza” entre PP y Podemos en contra del PSOE, lo mismo que hicieron en los años noventa con Julio Anguita.

El pasado sábado, Óscar López, del PSOE, confirmaba claramente la tesis de Juliana (y la de Monereo) en La Sexta Noche. Frente a Pablo Echenique (Podemos), López insistía en que las opciones de Podemos iban a ser las citadas: o dejar gobernar al PSOE o votar junto al PP. Esto último, lo de “votar junto” al PP, lo remarcó muy mucho. López le pedía responsabilidad a Podemos que no impidiera echar al PP, que fuera responsable. No se puede ser más tramposo.

La memoria política, por desgracia, es sumamente frágil. Si el PSOE perdió el Gobierno en 2011 fue porque hizo lo mismo que después, con mucha más brutalidad, siguió haciendo el Partido Popular. Ya sabemos lo que son tanto PSOE como PP. Y también lo que es Ciudadanos, a quien Pedro Sánchez llamaba, una y otra vez, “derecha” en campaña. Podemos sería un irresponsable si, con tal de no dejar gobernar al PP, le diera un cheque en blanco, no ya al PSOE, sino, para más inri, a un PSOE con acuerdo programático con Ciudadanos.

El Partido Socialista no quiere compartir Gobierno con Podemos. No desea tener ningún contrapeso que le impida hacer cosas como reformar la Constitución junto al PP para anteponer el pago de la deuda al gasto social, fomentar la precariedad a través de reformas laborales o rendirse ante los dictados de Bruselas sin siquiera pelear. El PSOE quiere gobernar en solitario, pero parece ignorar que las urnas no le dan fuerza para exigir algo así: apenas 300.000 votos separan a PSOE de Podemos y sus confluencias. Nos encontramos ante casi un empate. La opción de un gobierno progresista PSOE-Podemos-IU sigue encima de la mesa. Si el PSOE se niega a explorar esa vía, es el PSOE el que imposibilita una alternativa real a las políticas de Mariano Rajoy, no Podemos.