- El Gobierno de España, al igual que los de Italia, Portugal y Francia, ha vuelto a demostrar que es un Gobierno indigno, vergonzoso, patético, servil e infame.

Ha dejado claro, una vez más, que no duda en humillar a otros pueblos si con ello consigue un poco de reconocimiento por parte de la gran potencia norteamericana. Somos putas de un imperio en decadencia.

España negó al avión del Presidente Evo Morales sobrevolar territorio español, obligando al mandatario boliviano a efectuar un aterrizaje de emergencia en Viena. Trece horas estuvo Evo Morales paralizado en suelo austriaco. Órdenes de Estados Unidos. Al parecer, existían sospechas de que el reclamado por la justicia norteamericana Snowden, cuyo gran crimen ha sido sacar a relucir como Estados Unidos nos tiene bien vigiladitos, podía ir en el avión. La sospecha era absurda y aún en el caso de tener fundamento nunca debió servir para violar los tratados internacionales que proporcionan inmunidad a los aviones presidenciales.

La realidad es que lo que se esconde tras este escándalo diplomático no es más que la constatación de que aún se sigue considerando a los indígenas de América Latina como ciudadanos y líderes de segunda clase. Son inferiores a los europeos y los norteamericanos. Permitimos vuelos con presos torturados por Estados Unidos, pero negamos el de un Presidente constitucional o exigimos el registro de su avión. A nadie se le ocurriría jamás hacerle algo así a Obama, Cameron, Hollande o Merkel. No entra en ninguna cabeza. A América Latina, en cambio, se la puede humillar, insultar y difamar, que aquí no pasa nada.

Los medios de comunicación nos bombardean continuamente denigrando a líderes como Evo Morales, Rafael Correa o Nicolás Maduro. Lo que se hacía con Hugo Chávez ya es caso aparte, todas las descalificaciones eran bienvenidas. Incluso algunos aplaudieron que un monarca le mandase a callar. Un rey, alguien a quien no se vota, mandando a callar a un Presidente elegido por su pueblo. La monarquía silenciando a la democracia y los súbditos riendo. Asqueroso, otra prueba del servilismo denigrante que tan buena prensa recibe.

Curiosamente, los ataques mediáticos que legitiman moralmente a los ataques diplomáticos (o a los no diplomáticos, como al Golpe de Estado de 2002 en Venezuela) sólo se dan con los Gobiernos de izquierdas. Aquellos que desde los sillones presidenciales al sur del Río Bravo promulgan la servidumbre al vecino del norte, la obediencia a los tratados de “libre” comercio y llevan a cabo políticas neoliberales para beneficio de las grandes multinacionales son exquisitamente tratados por “el cuarto poder”.

El racismo ataca a los que pretenden combatirlo. Un latinoamericano que obedece es bueno; un latinoamericano que se rebela y pelea es malo y tonto. Si los bolivianos votan a blancos de traje que nos proporciona lo que queremos a buen precio son un ejemplo de democracia; si eligen a un indígena que viste con jersey y antepone los intereses de sus ciudadanos a los de las empresas extranjeras hablaremos de populismo y autoritarismo. Y son una sociedad poco civilizada. Reglas básicas de manipulación política a través de los medios. Goebbels creó escuela, amigos.

Lo que parece es que algunos no están dispuestos a asumir que la época colonial ya pasó. América Latina está escribiendo su historia, hablando de tú a tú a Europa y a Estados Unidos, intentando utilizar sus recursos naturales para solucionar la gran deuda social que arrastra. América Latina es independiente, ya no es una colonia, no le rinde pleitesía ni a reyes lejanos ni a los militares de la “Escuela de las Américas”. Es soberana y los pueblos soberanos deben responder a las agresiones. Si las empresas españolas instaladas en América Latina se ven afectadas por este percance no será culpa de Evo Morales, ni de Rafael Correa, ni de Nicolás Maduro. Hay que saber con quien se jode, así es la política y la vida misma.