Contaba el periodista Pascual Serrano en su imprescindible “Traficantes de información” que, durante la etapa en la que trabajó para un periódico del Grupo Vocento, siempre disfrutó de total libertad a la hora de dar cera al PP, al PSOE o a cualquier grupo político. Sin embargo, un día se le ocurrió criticar a El Corte Inglés, uno de los principales anunciantes de la empresa. De manera fulminante, el medio decidió prescindir de sus servicios.
La anécdota de Serrano enlaza con lo que quiere decir Fernández Liria cuando afirma, de forma provocadora, que la actual censura, en forma de paro, es mucho más eficaz que la que se practicaba en la época de la dictadura. Sencillamente, todos los periodistas a los que habría que censurar dejan de ser contratados por los grandes medios y tienen que subsistir colaborando con medios alternativos carentes, en muchísimas ocasiones, de los recursos necesarios para poder llegar al gran público y competir en capacidad de influencia con los mastodontes generalistas.

Quien paga, manda. No hay más. Cuando quienes se encargan de proporcionar información no responden ante la ciudadanía, sino ante intereses privados, la información deja de ser un derecho para pasar a convertirse en mercancía, en negocio. Nuestra ciudad ha sido testigo de un episodio curioso a este respecto.

Con motivo del Día Internacional para la erradicación de la pobreza, Podemos convocó el pasado lunes concentraciones contra la pobreza energética en diferentes ciudades. Aquí, también. El mismo día, casualmente, los dos periódicos en papel de la ciudad decidieron publicar páginas completas a blanquear la imagen de las empresas Eléctricas y el Gobierno, poniendo de relieve su empatía y solidaridad con los colectivos vulnerables. Podemos Ceuta y Caballas, que secundó la iniciativa, reunieron aproximadamente a un centenar de personas frente a la Empresa de Alumbrado. Al día siguiente, ninguno de los dos periódicos impresos dedicó al acto ni una mísera columna.

Algunos podrían aducir que la protesta de cien personas no merece ser considerada noticia. Siendo conscientes de que, aun con la dificultad que entraña cualquier movilización en la ciudad más conservadora del estado, en absoluto se trata de un gran logro en términos numéricos, tal argumentación se cae al constatar que la protesta de otra formación política que apenas logró reunir a una veintena la mañana del mismo día ante la Consejería de Asuntos Sociales sí que mereció ser noticiable para esos mismos medios.

¿Por qué cien personas protestando contra las Eléctricas no es noticia y veinte protestando en Asuntos Sociales sí lo es? ¿Por qué el mismo día que hay convocada una manifestación para protestar contra la política energética, los dos periódicos que posteriormente ignorarán la protesta deciden publicar alabanzas a la política energética? Porque meterse con los políticos sigue siendo mucho más fácil que hablar mal de El Corte Inglés. Ya lo dijo Orwell: “Periodismo es decir lo que alguien no quiere que digas; lo demás es propaganda”. Tal vez en nuestra ciudad andemos faltos de lo primero.