- Vergüenza ajena y grima es lo que he sentido al leer un artículo escrito por el senador José Luis Sastre y publicado el pasado domingo bajo el título ‘¿Dónde están los Wally-Caballas?’ en el que, una vez más, un miembro del Partido Popular utilizaba el dolor de las víctimas del terrorismo para hacer política y electoralismo sucio.

En su escrito, nuestro senador critica la ausencia de la oposición en concentraciones de diversa índole y aprovecha para arremeter contra la izquierda “social-comunista”. Sastre sostiene que aquellos que no acuden a manifestaciones religiosas intentan presumir de “superioridad moral y progresista” y que faltar a las de contenido “patriótico” se debe a que “no es progre sentirse español”. Dos chorradas dignas de la bajeza intelectual de la que siempre hace gala esta derecha que sufrimos. No es que sean tontos, sino que toman por tontos a los ciudadanos.

Lo que Sastre pretende afirmando tales simplezas no es, ni más ni menos, que sumar votos. Igual que Toni Cantó (UPyD) pretendió ganar votantes entre los varones divorciados soltando comentarios machistas sin argumentación en twitter, don José Luis pretende hacerlo apelando a dos clásicos del conservadurismo español: el sentimiento religioso y el patriotismo de pandereta. Digo de pandereta porque el patriotismo que reivindica el PP no es un patriotismo verdadero, sino patrioterismo de pulserita, el patriotismo de Torrente y Manolo el del bombo. Ser patriota es defender los derechos de tus compatriotas. Ser patriota es defender los servicios públicos, el derecho a Educación de todos y todas con independencia de su capacidad económica, el derecho a Sanidad y los derechos laborales.

Un patriota jamás estaría de parte de la alcaldesa de Madrid (PP), Ana Botella, sino del lado de los trabajadores que se pusieron en huelga para impedir el despido de más de 1.000 compañeros. Acudir a actos como los que reivindica Sastre en su artículo (la entrega de una banderita española a un buque de guerra, por ejemplo) no demuestra más patriotismo. Es vergonzoso que todo un senador pretenda manipularnos de este modo. Las manifestaciones que demuestran el patriotismo son, precisamente, aquellas a las que no asistirá nunca un dirigente del Partido Popular: las que defienden los derechos de todos y todas, las que defienden los servicios públicos que su partido al servicio de la banca y el poder económico se ha propuesto destruir por orden de la Troika. Vaya patriotas.

No es nuevo que la derecha use la religión y el patrioterismo, como no es nuevo que acuda al terrorismo. Dice Sastre que no tiene justificación que Caballas y PSOE no acudiesen al acto convocado el pasado 27 de octubre por las asociaciones de víctimas del terrorismo “en apoyo a ese colectivo”. Aquí, lo que hace este señor es inventarse el motivo de las concentraciones. La concentración de aquel día no era en apoyo de las víctimas, sino en rechazo de la sentencia del Tribunal de Estrasburgo. Para Sastre, apoyar a las víctimas es estar en contra de lo que dicen los Tribunales de Derechos Humanos. Ese es el nivel. Según este señor, o estás en contra de la sentencia o le estás faltando al respeto a las víctimas. Es patético.

No, señor Sastre. Estar a favor de la sentencia de Estrasburgo no es faltar al respeto a las víctimas del terrorismo. Faltar al respeto a las víctimas es lo que hicieron varios sectores de la derecha con, por ejemplo, Pilar Manjón, madre de una de las víctimas de esos atentados de Atocha de 2004 que fueron manipulados por el Partido Popular y que a día de hoy siguen constituyendo el mayor ataque terrorista sufrido en nuestra historia. Los ataques a esta señora por el simple hecho de pertenecer a CCOO y no apoyar las tesis de la derecha sí que fueron una ofensa, no sólo para las víctimas, sino para todos los que tenemos un mínimo de sensibilidad.

Por si no quedaran claras las intenciones del escrito del señor Sastre, termino el mío citando textualmente el final del suyo: “Espero que el pueblo de Ceuta, todos los hombres y mujeres, recuerden a esos políticos estas afrentas cuando vuelvan a reclamarles su voto para seguir NO representándoles”. Esto, amigos, es usar el terrorismo para fines electorales. Y a mí me repugna. Juzguen ustedes.