- Hacía tiempo que no sentía tanta grima al leer un artículo.

El día 19 de enero, bajo el título 'Estamos hartos', L.G.Álvarez (parece que por sentido común prefiere no mostrar su nombre completo) plasmaba en el papel de un diario local (al que agradezco que me publicara esta contestación) una xenofobia que, lejos de ser maquillada, se mostraba tan explícita como pocas veces he tenido la desgracia de constatar, con el orgullo de aquel que considera que está llevando a cabo un acto de coraje y gallardía. Un ataque en toda regla contra todo inmigrante por el simple hecho de serlo. Pura criminalización de la inmigración sin parar un momento a analizar las trágicas causas de la misma. Puro desprecio. Puro odio por el más débil. Puro racismo.

Me dicen que no es la primera vez que este señor deja clara su aversión a la mezcla de culturas y nacionalidades. Por un lado, me asombra, aunque por otro, no me extraña en absoluto. En los momentos de crisis, la brutalidad y la incultura política producen que los partidos políticos de extrema derecha que basan sus programas en el odio a la inmigración y en la defensa de “lo patrio” hagan caja. Y es la gente como el señor Álvarez, portavoz de ese peligroso mensaje tan aparentemente lógico del “los españoles primero”, la que conforma la base social de dichas organizaciones xenófobas.

Por lo visto, para estos especímenes, los inmigrantes son los causantes de todos los males que sufrimos. En el artículo en cuestión, uno es incapaz de encontrar una sola línea en la que hable de las crisis estructurales del sistema capitalista, de la reconversión de la deuda privada de los bancos en deuda pública, de la privatización de todos nuestros sectores estratégicos, del fraude fiscal de las grandes fortunas o de las constantes bajadas de impuestos a los ricos. En cambio, lo que leo son estas perlas propias de un militante del parido griego Amanecer Dorado: “La barbarie africana ha saltado la valla del perímetro de Melilla”, “Esta invasión está dando lugar a la africanización y a la islamización del continente europeo”, “Estas invasiones laminarán el orgullo de ser español y europeo, la autoestima, la identidad que nos caracteriza, el orgullo y la conciencia de pertenencia racial”, “Inmigrantes ilegales que se pasean impunemente por las calles de nuestras ciudades con una orden caducada de expulsión en el bolsillo, sin que la cobarde autoridad competente los ponga a buen recaudo en una cárcel”, “El único derecho que asiste a estos asaltantes es la expulsión”, “Ni una ayuda más, ni un euro más, ni una subvención más para esas masas tercermundistas de asaltantes”. Miren, esto no es todo, podría seguir pero, en serio, me estoy poniendo malo escribiendo tanta basura que no sé hasta qué punto no es constitutiva de delito por apología del racismo y la xenofobia. No estaría mal que juristas especializados en el tema analizaran las palabras del tan “racial” señor Álvarez.

Culpar a los inmigrantes es lo fácil. Pensar las causas de la inmigración ya supone más esfuerzo. Esas “masas invasoras” no vienen por gusto, sino por extrema necesidad. Son seres humanos de países del tercer mundo, países pobres gracias a la histórica expropiación de sus riquezas y recursos por parte de los países ricos, entre ellos España, un país que, al parecer, este señor al que las concertinas se le quedan cortas considera de su propiedad. Por cierto, no estaría mal preguntarle lo que opina de que hoy sea a los españoles a los que nos ven como “invasores” en ciertos países de su idolatrada Europa, por ejemplo en Bélgica, donde se están iniciando políticas de deportación hacia compatriotas nuestros. Claro, supongo que en su chovinista mentalidad, el español emigra para trabajar, mientras que los sucios africanos y asiáticos vienen para delinquir, imponernos sus costumbres y “robarnos” a nuestras mujeres. ¡Sieg heil!

Álvarez también hace referencia en su escrito a un caso concreto de Ceuta: el de los sirios acampados en la Plaza de los Reyes. Por supuesto, les criminaliza y llama a las autoridades a largarlos rápidamente. Por lo visto, esta “masa tercermundista” ensucian las tan adoradas calles de su ciudad. Habría que hablarle a este señor de lo que significa el derecho al asilo humanitario, una figura del Derecho Internacional que nos viene a decir que aquellos inmigrantes que llegan a un país huyendo de guerras civiles (como es el caso de Siria), catástrofes naturales, etc. tienen derecho a recibir asilo. Dice este señor que estos inmigrantes no tienen ningún derecho. Al parecer, tampoco conoce un documento llamado “Declaración Universal de los Derechos Humanos” en el que se habla de esos derechos que TODOS tenemos por el simple hecho de ser personas. Realmente, lo que no me queda claro tras leerle, es que él lo sea.