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Javier Ángel Díez Nieto

Porque, según sus propias palabras, esta era la opinión que nuestro actual presidente de gobierno – supongo que de muchos más -, mantenía hasta no hace mucho. Atrás, quedan sus manifestaciones públicas cuando era otra persona, es decir, en la oposición y decía convencido que el ejército era un gasto superfluo. Esto me recuerda a aquel paciente a quien los médicos le habían prohibido comer carnes, que decía que lamentándose de su mal, se encontraba mejor cuando maldecía por ejemplo, el jamón. Y esto es así porque cuando nuestro actual presidente decía estas palabras en televisión, eran tiempos en que no podía gobernar, y carecía de las necesidades de un gobernante. Por tanto, decía las cosas que le hacían sentirse mejor. Es lógico, en aquel momento y en la oposición no tenía que gobernar a todo un país entero en situación de alarma y podía decir lo que quisiera sin consecuencias. Sin embargo ahora, como presidente, la realidad se le ha echado encima y no ha tenido más remedio que reconocer la necesidad de su existencia. Porque el ejército, es uno de los elementos necesarios e imprescindibles que crean y forjan los estados En fin (…) ¡Todos somos hombres de nuestro tiempo e historia actual, con derecho a equivocarnos!

Y esta realidad pasa por un momento actual en el que el ejército, está demostrando su nervio y necesidad para todos, aun en tiempos de paz. Porque el ejército es un bien verdadero que se precisa incluso cuando los tiempos son placenteros para los ciudadanos. Porque ahora una terrible pandemia esa azotando nuestras vidas causándonos precaución y alarma en todos los hogares. Y mira por donde, las gentes que están intentando luchar en todas las calles de la nación contra ella, son precisamente esas FFCCSS consideradas superfluas por dicho gobernante hasta ahora. Porque, ahora es cuando en esta sociedad de bienestar ficticio, nos damos cuenta de que necesitamos valores de sacrificio y entrega, como los valores castrenses que se enseñan a todos sus miembros, tan necesarios para nuestra propia defensa.

Pero, ahora, en estos tiempos de sacrificio y duros para todos, se muestra como tanto la necedad como el orgullo, son vicios inseparables que obedecen más bien a la insensatez y a la tontería, ¡Gracias a Dios de muy pocos! Y demostrando lo contrario, nuestro ejército se encuentra en primera fila defendiéndonos a todos nosotros. Y no son los únicos, ya que también hay que reconocer dicho valor a todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, al colectivo sanitario de los hospitales, a los transportistas, gentes del campo, empleados de los supermercados, farmacias y demás servicios esenciales que mantienen la sociedad viva y abastecida. Porque (…) ¡Ninguno de ellos nunca serán superfluos!. Y con ellos (…) ¡Con todos ellos!, convertimos esta nación en lo que fue y será: ¡Una nación histórica de solidaridad y unidad como siempre se caracterizó!.

Hoy estamos en esos días negros apenas sostenidos por los sueños de su rápido finai. Vivimos horas de confinamiento, que exigen que en cada corazón se fragüen de día y noche desordenadas y tristes realidades de soledades y miedos. No obstante, pasaran antes o después y abriremos los ojos de nuevo al brillante sol, comenzando a recobrar la vida que nunca debíamos haber perdido. Pero, si de algo hemos de aprender y nunca olvidar, es esa solidaridad del aplauso diario de los balcones a todos los que están luchando en primera fila para superar la batalla contra el coronavirus, que nos diferencia de los necios. ¡Gracias a todos ellos!

Para terminar (…) ¡Gracias a nuestras FFCCSS, por estar ahí defendiéndonos a todos! Ya que sin duda alguna sois necesarios para todos y lo estáis demostrando largamente.