Antonio Gil Mellado

Yo soy de los que opinan que, con el tema del transporte público de autobuses urbanos en nuestra ciudad, a más de uno se le está viendo el plumero. Y soy de los que creen que este tema no está resuelto ya en favor de la municipalización del servicio por la falta de contundencia en la presión y falta de estrategia de sus trabajadores, a lo que hay que sumarle la utilización hipócrita de algunos partidos políticos que se posicionan a favor o en contra, según sople el viento.

Por mi parte, no me queda otra que seguir insistiendo en la necesidad de reclamar el carácter de empresa pública para la empresa de autobuses urbanos. Pocas actividades tienen tanto derecho a tener un carácter público como el transporte de personas en el interior de una ciudad.

No sé cuándo se van a dar cuenta de que, más temprano que tarde, la empresa de autobuses urbanos de Ceuta pasará a ser una ‘empresa pública’. Sepamos, para mayor examen, que este servicio, esta empresa, no compite con ninguna otra dada su función, no como ‘otras’ de otros sectores, que entorpecen la expansión y el crecimiento de iniciativas privadas

Sobre esta transformación se están posicionando a favor algunos partidos políticos más en la Asamblea, por lo que debería ser tomado en cuenta por el Ejecutivo. Aplazar esta decisión va a dejar ver las verdaderas intenciones de más de uno; hasta ahora, el PP siempre vio inconvenientes a la hora de dar este paso. Esperemos que una nueva propuesta prospere y el propósito de esta nueva mayoría de partidarios por el cambio se realice de una vez por todas. De esta manera, mejorará el servicio y proporcionará certidumbre y estabilidad a los trabajadores afectados.

Creo que estamos todos de acuerdo en que un servicio público no debe suponer un negocio sin más, al menos no deberíamos permitir que su cuenta de resultados prime y afecte negativamente al bienestar de los trabajadores y la calidad del servicio que presta a los ciudadanos.

Sobre el transporte público de Ceuta se han venido pronunciado numerosas personas y organizaciones desde hace tiempo que ven la necesidad de que este servicio público esté bajo control y la tutela directa del Ayuntamiento. No es un capricho. La tozudez de la actual corporación no me sorprende pues está en la misma línea continuista que viene exhibiendo durante años, donde la negación ha sido una constante. No sé cuándo se van a dar cuenta de que, más temprano que tarde, la empresa de autobuses urbanos de Ceuta pasará a ser una ‘empresa pública’. Sepamos, para mayor examen, que este servicio, esta empresa, no compite con ninguna otra dada su función, no como ‘otras’ de otros sectores, que entorpecen la expansión y el crecimiento de iniciativas privadas.

La gestión directa del servicio de autobuses urbanos por parte de la ciudad no debería verse como un problema. De nuevo tenemos que decir que no supone un inconveniente, sino una oportunidad que beneficiará a los ciudadanos y a sus trabajadores. Eso sí, la prestación del servicio y sobre todo su explotación, tendrán que tener en cuenta criterios de eficacia, buscando siempre la autosuficiencia económica.